Silvera_Huelva16 - copiaCarlos Crivell.– La ficha lo deja claro: Silvera escuchó los tres avisos en el segundo de su lote, algo que supone una deshonra para cualquier torero. Llegaron los tres avisos porque el chaval no sabe manejar el descabello y el novillo se tapó siempre el sitio de la muerte. La situación fue agridulce porque Emilio Silvera había realizado una faena de ensueño a base de un toreo de temple exquisito y mucho gusto. Fue una labor de dos orejas que sus paisanos le hubieran otorgado con alegría, porque Huelva parece que ha encontrado un torero para soñar con tardes de gloria. Hijo del cuerpo, con su padre en el callejón a los treinta años de su alternativa en esta misma plaza, este nuevo Silvera tiene mimbres para entusiasmar a una afición que con la saga de los Litri y Chamaco ya alejadas en el tiempo, necesita encontrar nuevos espadas para seguir soñando verónicas y naturales. Esa faena al cuarto, noble y justo de fuerzas, queda ya anotada entra las obras más redondas esculpidas sobre el albero de La Merced, aunque en la ficha quede consignado que al final escuchó los tres avisos.

Había estado el nuevo valor choquero muy o templado en el primero de su lote, ahora por ambos pitones, con detalles de mucha torería. Antes, lo había saludado a la verónica con empaque.

El sexto, un bello sardo, fue manso de solemnidad. Lo fijó con la derecha para desengañarlo. No era una papeleta fácil. El de Pereda se agazapó y no regaló nada. Ahora se apreció que Silvera es un torero bisoño.

Su compañero de este mano a mano entre jóvenes esperanzas de Huelva, Alejandro Conquero, solo pudo ponerle voluntad a la tarde. Sin clase y sin fuerzas, el primero, a Conquero le faltó pulso para encontrar el temple. Tampoco le ayudó el cuarto, animal sin celo, al que logró enjaretarle algunos muletazos más templados en una labor que no remontó el vuelo. El chaval llegó a ponerse de rodillas para animar al cónclave. El tercero de su lote era tan noble como soso. De nuevo fue un prodigio de voluntad sin muchos otros argumentos. Con la espada no tiene problemas: apunta siempre a los bajos.

La gente salió hablando de otro Silvera, que toreó de manera exquisita a un novillo que le echaron al corral.

Plaza de toros de Huelva, 3 de agosto de 2016. 1ª de Colombinas. Tres cuartos de plaza. Cinco novillos de La Dehesilla y uno – sexto – de José Luis Pereda, terciados y de juego variado. En general, nobles, sobre todo el 4º; con poca clase el 1º y 3º; bueno por la izquierda el 2º; noble y soso, el 5º; manso y descastado, el 6º. Saludaron en banderillas Diego Sánchez, El Ruso y Jesús Carvajal.
Alejandro Conquero, de blanco y plata. Tres pinchazos y bajonazo (silencio). En el tercero, estiocada caída (saludos). En el quinto, pinchazo, bajonazo y descabello (silencio).
Emilio Silvera, de celeste y oro. Pinchazo y estocada contraria (una oreja tras aviso). En el cuarto, pinchazo, estocada contraria y trece descabellos (saludos tras tres avisos). En el sexto, tres pinchazos y media trasera (silencio tras aviso).

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