Los seis novilleros antes del paseíllo (Foto: Álvaro Pastor Torres)

Carlos Crivell.– Con tiempo digno de un chaleco fino y sin media plaza cubierta comenzó este nuevo ciclo veraniego de las novilladas de promoción. Algo faltó en el ambiente que no parecía julio y sin caballos. Suele ocurrir en la primera. El otro detalle fue el de seis novillos para seis chavales. Todo en juego a una carta. Nunca la suerte fue tan decisiva. De la novillada de La Quinta saltaron tres buenos y tres con menos posibilidades. Naturalmente, brillaron aquellos que sortearon a los mejores.

Todo comenzó con el espigado cordobés El Rubio, valiente en la portagayola y en los lances de saludo. Al buen eral de Conradi le hizo una faena larga con momentos de buen toreo, de menos a más, que ofreció su cenit en el toreo al natural. Doblones toreros, manoletinas, de todo hizo el joven que perdió premio con la espada.

El segundo fue un inválido de complicada lidia. Vera puso banderillas con voluntad y lo intentó con poca fortuna, mitad por la condición del eral, mitad por su propia inexperiencia.

De Francia llegó Carlos Olsina, que interpretó el mejor toreo de capa de la noche en las verónicas del recibo al tercero. Fue un novillo complicado, siempre con la cara alta, de forma que llegó la cogida y el posterior arrebato de Olsina, que logró entonces algunas tandas de mérito en su larga faena.

El cuarto fue bueno y tropezó con un chaval más experto y con maneras más que entonadas. De tierras charras, Manuel Diosleguarde logró centrarse con el eral de mitad de faena en adelante, cuando atemperó la velocidad de su muñeca y dejó de tocar con fuerza hacia afuera. En una tanda con la zurda final alcanzó la mejor nota. La oreja llegó tras su contundente espadazo.

Otro novillo bueno fue el quinto, que cayó en las manos de Francisco de Manuel, llegado de tierras de Colmenar, que intenta hacer un toreo desmayado y de sentimiento. Sus pases de pecho mirando al tendido con mucho garbo fueron  preciosos. A su faena le faltó toreo con la izquierda, pero lo que hizo con la diestra fue de calidad. Otra oreja tras su acierto con el acero.

El sexto no fue bueno. Se quedó muy corto, pedía distancia y muletazos largos. Juan Pedro Llaguno, azteca en la escuela sevillana, brilló por chicuelinas, mostró trazos finos en sus maneras pero no pudo mejorar la condición de este postrero eral santacolomeño. Llaguno, que había brindado a Ignacio González, no se desanimó en una labor voluntariosa.

Plaza de toros de Sevilla, jueves 6 de julio de 2017. 1ª novillada nocturna de promoción. Menos de media plaza. Seis erales La Quinta, de aceptable presentación e interesante juego. Destacaron 1º, 4º y 5º.

José Alcalde “El Rubio”, de Córdoba (nazareno y oro): saludos tras aviso.

José Manuel Vera, de la E.T. Sevilla-Amate (coral y oro): silencio.

Carlos Olsina, de la E.T. de Bezierz (azul añil y oro): saludos.

Manuel Diosleguard, de la E.T. de Salamanca (celeste y oro): una oreja.

Francisco de Manuel, de la E.T. de Colmenar Viejo (nazareno y oro): una oreja.

Juan Pedro Llaguno, de la E.T de Sevilla (verde botella y oro): saludos.

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