José Luis López.– Queridos amigos, he sabido de la decisión de Morante de la Puebla de retirarse y poner fin a la temporada, …por no sé por cuánto tiempo. He de reconocer que no es una buena noticia para el toreo, pero también he de decir que no es algo que me haya sorprendido demasiado, dado los tiempos taurinos que corren, no solo de los toreros o de los ganaderos, también de los empresarios, los periodistas, veterinarios, presidentes, públicos, aficionados y todos los que de alguna forma tenemos relación con este mundo.

Yo no he abogado jamás por un volumen extraordinario de los toros, pues creo que el toro debe de tener el volumen adecuado a su encaste, y todo lo que sea sacarlos de tipo, meterle kilos y cornamentas a toros que, morfológicamente no lo admiten, es sacar estos toros de su natural morfología, un atentado y una manipulación a la tauromaquia.

Hay encastes, como todos sabemos, que tienen un volumen y unas cabezas desproporcionadas al que han tenido a lo largo de sus historias, es más, yo diría que la gran mayoría, y hay otros que por su anatomía, son toros grandes y de encornaduras muy desarrolladas, que han tenido siempre estas mismas características. De todos es sabida la poca casta y duración que muestran la mayoría de los toros de lidia, que torean las figuras, y las exigencias  de la autoridad competente, de los veterinarios y de los presidentes de plaza, a la hora de aprobar un toro en el reconocimiento previo a la corrida.

Siempre ha habido toros grandes y con cara que por  tradición  han encajado en determinadas plazas, estás han sido las menos, y en ellas se han lidiado los encastes que tenían estas características. Pero también han sido tradicionales las plazas que, aun siendo de primera,  no se ha lidiado el toro voluminoso, se ha lidiado un toro mas armónico, serio, bien presentado y con los kilos necesarios para este tipo de cosos, la mayoría. (Tenemos que recordar que los kilos y el volumen no son necesarios para la seriedad y la bravura del toro de lidia).

Desde que existe la selección del ganado en el campo, por los ganaderos, a través de tentaderos en las plazas de tientas, los toreros que han podido mandar en el toreo, han elegido aquellas ganaderías que les han podido facilitar el triunfo con más comodidad, esto es algo consustancial con las figuras de cada época, pero estas exigencias nunca han pasado de elegir las ganaderías que mejor momento se han encontrado, siendo cada torero el que ha puesto unos parámetros en los toros, de acuerdo a las características de cada uno de ellos. Esto siempre ha sido así, pero el ganadero, lo que ha buscado en el campo es bravura y emoción en sus toros.

Hoy, debido a las exigencias de muchos puristas taurinos, que ha calado en las grandes masas de públicos, se ha establecido una forma de torear única y válida, para enjuiciarla como la correcta, y considerada como la   perfectas, en la que se pretende que cada muletazo sea una obra de arte, de pureza, temple, despaciosidad y quietud tal, que solo se consigue toreando de salón, y además que este toreo se realice a un toro voluminoso, con romana, encastado y con mucha leña en la cabeza. Todo lo que no sea así no está considerado como toreo bueno, digno de premio.

Esto es prácticamente casi imposible, pues han de darse una serie de circunstancias como las que siguen: primero, tiene que hacerlo un torero que tenga estas maneras tan especiales, no olvidemos que el toreo es variedad y hay toreros que destacan por unas características y otros lo hacen por otras, bien distintas. La segunda, es el toro. Para realizar este toreo hace falta un toro que transmita emoción, que se mueva con nobleza, con bravura, con raza y que vaya al caballo las veces que sea necesario, para que en el último tercio dure el tiempo que se necesite para realizar una buena faena, esto es posible si sale un toro en tipo, serio, que tenga el volumen propio de su encaste, sin preocuparnos de la tablilla del peso  y que la cornamenta quepa en la muleta, …y aquí es donde viene el problema; si el toro es de la condición que se necesita para este tipo de toreo, me temo que sea de una ganadería que tenga problemas para pasar los reconocimientos, si por el contrario a este toro, se le engorda y se le da volumen para que no tenga problema con los veterinarios, es muy posible, que el toro se pare, pronto y que no dure los muletazos que hoy se exigen, eso sin contar con el tercio de varas, que con este tipo de toro, se hace innecesario, si queremos tener la esperanza de que el astado dure lo suficiente en pie para enjaretarle algunas series de enjundia,

Creo, sinceramente, que esto es lo que le ha pasado a Morante de la Puebla, al torero cigarrero, por su estilo, le sirven muy pocos toros de los que consiguen salir en la actualidad por los chiqueros con el beneplácito de presidentes y veterinarios. Morante tiene que hacer el toreo de Morante, y el toreo de Morante es muy difícil realizarlo con toros grandes, cornalones y fuera de tipo. Se dice que tiene mala suerte en los sorteos, no es mala suerte es que son toros que no se adaptan a su toreo, y sí le sirven a sus compañeros de cartel.

Todos son toreros, pero cada uno es aceptado de diferente manera, por eso en tiempos pasados, hubo muchos toreros que contaban con multitud de partidarios que llenaban las plazas, porque había bastantes tauromaquias, tantas como encastes pastaban en las dehesas, y toreros que ejecutaban diferentes maneras de torear, y todas eran validas. Hoy se pueden contar con los dedos de una mano aquellos diestros que cuentan con partidarios suficientes, como para temer una buena entrada por ellos mismos,  en los cosos, donde actúan, ya que las actuales exigencias de los públicos, les hace a todos, querer realizar el mismo toreo, y eso no puede ser.

Y en cuanto al ganadero, ya que solo se admiten toros nobilísimos, hasta dejarse la bravura en las plazas de tientas, con volumen y cornamenta, para que pasen los reconocimientos en todas las plazas de España, tanto en aquellas denominadas toristas, como en las que siempre se ha lidiado un toro mas armónico, en las plazas del sur y en las del norte, en las de primera, segunda o tercera, o en las del más recóndito pueblo, como en las de las principales capitales taurinas, el ganadero, repito, se ha visto en la necesidad de buscar el toro fuera de tipo de su ganadería, para asegurarse que va a pasar el reconocimiento y va a eliminar el riesgo de devolución de toros al campo, además de intentar hacer rentable su vacada, lidiando en plazas importantes que son las que tienen mejor caché.

Y mientras hay cuatro o cinco ganaderías que lo han conseguido, lidiando un porcentaje enorme de corridas, otras, las que lo están buscando, sobreviven tratando que no les cueste mucho dinero esta romántica profesión.

Y para terminar, quiero comentar con pena, que al existir cada vez menos aficionados entre los públicos, estos se encrespan cuando, al no estar familiarizados con el toro bravo y encastado, (sin depender del volumen) sale, por casualidad, un toro de estas características, imposible para el toreo templado de naturales y redondos, y hay que lidiarlo con poderío y con pases de pitón a pitón, que si no son los más bellos estéticamente hablando, si producen una gran emoción y sensación heroica de poderle a un toro bravo.

¿Le buscamos culpables a este desaguisado, a la retirada de Morante?

Dice el torero de La Puebla que ya no puede más, que está aburrido del momento de la fiesta, de los presidentes y de los veterinarios, que el toro tan grande que sale hoy va en contra del toreo de arte, y repite “Ya no puedo más”. Además hace una reflexión sobre el futuro de la fiesta refiriéndose a los novilleros: “Lo peor de todos son los novilleros, porque son los que más están padeciendo esta sin razón”

Creo que debemos de tomar buena nota.

El refranero español que es muy rico en sus definiciones dice: “Entre todos lo matamos, y él solito se murió”

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