Carlos Crivell.– Todas las miradas estaban centradas en el nuevo Vázquez, nieto de Manolo y sobrino-nieto de Pepe Luis, además de sobrino de Pepe Luis Vázquez Silva. La dinastía tiene un continuador. Luego será o no, pero hay aroma de torero. Tiene figura, se supone que crecerá algo quien cumplió el mismo día del debut los diecisiete años, se coloca bien, tiene aplomo, coge el palillo por la mitad, la muñeca es flexible, el porte es vazquista. Era el debut en público con un eral de poco volumen de la ganadería paterna de Vázquez Gago. Las formas lo delatan. Ya en los lances de saludo hubo empaque y hondura. Morante batió palmas en el tendido. Han toreado juntos en el campo. Ni un solo detalle para la galería, todo natural, nada para buscar el aplauso fácil. Se llama Manolo Vázquez y puede ser un buen torero.
Por delante, otro Vázquez, Pepe Luis, que cuajó al natural a un buen novillo de Algarra. Sin prisas ni sobresaltos, con pureza en cada pase, la izquierda brilló en el toreo natural del hijo de aquél otro Pepe Luis rubito de San Bernardo.
Sorprendió Martín Pareja Obregón en el novillo de Algarra. Buenas verónicas, mucha garra y elegancia en los muletazos. Mal suerte de Martín Núñez con el inválido de Vázquez Gago, al que al final le tomó el aire con la izquierda pero lo mató muy mal. Lidió el quinto novillo, en principio previsto para Julio Aparicio y caído con parte médico. Ahora Martín Núñez, que ya torea poco, pudo dibujar algunos buenos muletazos después de una fea cogida que no le causó mayor daño.
Manolo Vázquez salió a hombros. En las caras de los que se fueron hasta el serrano coso de Higuera había ilusión y alegría. Este chaval tiene los genes. Mira que si aquí hay Vázquez para el futuro.
Plaza de toros de Higuera de la Sierra. No hay billetes. Reses de Luis Algarra (1º y 2º), buena, y de Vázquez Gago, 3º, 4º y 5º, manejables.
Pepe Luis Vázquez, una oreja.
Martín Pareja Obregón, dos orejas.
Martín Núñez, saludos y una oreja en el quinto.
Manolo Vázquez, dos orejas y rabo. Salió a hombros.
Nacido en Sevilla en el barrio del Arenal, en la calle Pastor y Landero, frente a la Maestranza. Aficionado a los toros desde su infancia gracias al ejemplo paterno, un viejo amante de la fiesta que vio torear a Guerrita. Abonado de la Real Maestranza desde pequeño. 