El Juli. Foto: Tadeo Alcina para Aplausos

Gastón Ramírez Cuevas.- Decía José Bergamín que: “En el toreo todo lo que no es milagro, es trampa”. En esa tesitura, el tan esperado duelo entre dos figuras del toreo actual resultó un fiasco enorme, principalmente por culpa de los bichos de Teófilo Gómez.

Es lamentable ver un encierro tan falto de bravura y de fuerza. Pero ahí estuvo Juli, voluntarioso y colmilludo. Al que abrió plaza le toreó con cierto empeño. Inclusive hubo dos naturales estimables, un par de tandas de derechazos con cierta verdad, y un ramillete de dosantinas bien ejecutadas, pero sin toro todo pierde color. La oreja fue bastante discutible.

Luego, ya en el tercero de la tarde, el madrileño quitó por chicuelinas modernas, tan a la trágala que si le ve el maestro Paco Camino le pega un bofetón. El gordito de Teófilo se dejó hacer el toreo templado y de expulsión, mismo que bastó para que el otrora niño prodigio se diera una vuelta al ruedo por su cuenta y riesgo.

Del quinto toro no hay nada que contar, salvo que Juli nos deleitó con una cátedra de cómo se puede engatusar al respetable toreando a muy prudente distancia.

De Joselito Adame apuntaremos que en el segundo de la función pegó muletazos de mucha verdad en un palmo, pero el rumiante en turno duró un suspiro. Ya en el cuarto, el coleta de Aguascalientes intentó hacerle fiestas a un toro que parecía estar disecado, con lo cual sólo logró exasperar a los villamelones.

Para poner punto final al tan cacareado mano a mano, Joselito lució con el capote en un quite por saltilleras y poniendo muy bien las banderillas, pero las condiciones del toro (débil, manso y soso) dieron al traste con la faena de muleta.

Lo único que sacamos en claro de esta primera corrida, es que el apostolado de la nueva empresa, de sus toros y toreros consentidos, consiste en descubrir nuevas formas de decepcionar al aficionado.

Domingo 19 de noviembre del 2017. Primera corrida de la temporada de la Plaza de Toros México. Toros: Seis de Teófilo Gómez, variopintos de presentación y algunos muy corniausentes, pero todos igual de débiles, mansos y bobos.

Toreros: Julián López “El Juli”, a su primero le mató de entera trasera y perpendicular: oreja. Al segundo de su lote le pinchó dos veces y le liquidó de un bajonazo al julipié: vuelta. Al quinto de la tarde le pasaportó de pinchazo y descabello efectivo: silencio.

Joselito Adame, al segundo del festejo le despachó de entera contraria y tendida, y múltiples golpees de corta: silencio. Al cuarto le pegó un pinchazo hondo y una entera hasta la bola: palmas. Al que cerró plaza le atizó un metisaca, un pinchazo sin soltar y tres cuartos: silencio.

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