Carlos Crivell.– Borja Collado y Manuel Perera cortaron orejas porque demostraron más oficio, porque mataron bien a sus erales y, además, porque tuvieron a su favor las volteretas que tanto ayudan a la consecución de los trofeos. El resto de novilleros no alcanzaron el triunfo porque su bagaje es muy corto en algunos casos, aunque también alguno denotó poco corazón para estar delante de los novillos.

Antes de la lidia de los dos últimos erales, por cierto muy pequeños para una plaza como Sevilla, el festejo pasó sin mayores alarmas. Andrades, jerezano de la Escuela de Ubrique, completó una labor bullidora con capote y banderillas. Su faena fue larga. Como en todo lo que es excesivo, alternó algunos muletazos de buen trazo con otros más atropellados y destemplados. Andrades hizo muchas cosas, incluso manoletinas de rodillas. Casi todo lo hizo con prisas. Y con la espada se encunó dos veces sin hacer la suerte.

Antonio Muñoz, discípulo en Cantillana de Manili, no acabó de encontrarse a gusto al comienzo de la faena. Movió las zapatillas y toreó rapidillo. Al final, se arrebató y hubo una tanda con la derecha de mayor contenido. El intento de toreo al natural fue imposible. El novillo protestó mucho y el chaval ya no se la puso más por este pitón.

El eral jabonero de Corruco de Algeciras fue muy desagradable. Se fue a portagayola con decisión y toreó con entusiasmo con el capote. Puso banderillas junto a su tío del mismo nombre con lucimiento. La faena fue muy trabajada ante las malas condiciones del animal. El esfuerzo de Corruco no logró su objetivo.

Darío Cañas, de la Escuela de Sevilla-Amate, está muy verde. Sin embargo, su estilo tiene algo llamativo. La figura en el embroque es atractiva. Le dio tres largas de perfil en el tercio en el saludo. Su labor, con las carencias de un oficio incipiente, dejó entrever un buen porte sobre todo cuando logró embarcar al animal, algo que no siempre pudo materializar. Hubo desarmes y mala espada. Sería bueno volver a ver a este novillero cuando tenga más recorrido, si es que le llegan las oportunidades.

Borja Collado. de Valencia, cambió la decoración de la nocturna. Es un novillero en agraz que tiene una inteligencia clara y un buen corte. Se fue a portagayola para presentar credenciales. Los doblones por bajo fueron señoriales. En su faena acertó a darle la distancia precisa al novillo. Las tantas limpias por ambos pitones surgieron sobre la base de una buena colocación, así como los de pecho, casi todos de perfecta ejecución. Por si faltara algo, llegaron dos volteretas sin consecuencias. Mató bien y paseó una oreja más que justa.

Como suele ocurrir el representante del Patronato de Tauromaquia de Badajoz dejó en buen lugar a su Escuela. Manuel Perera le dio cuatro verónicas de rodillas al sexto. Se lo brindó a Emilio Muñoz. En la primera parte, antes de la rajada del eral, Perera abusó de los toques violentos para desplazar al de Cayetano Muñoz. Se acopló en una tanda con la derecha de mando y temple. Llegó la voltereta y con el eral en tablas se arrimó, sacó pases de mérito, se entretuvo en regalar circulares y desplantes. Alargó en exceso la faena y escuchó un aviso antes de irse por la espada. La oreja la pidió el público y la paseó el novillero.

El jurado, compuesto por los asesores de la presidencia, eligió para la final a El Primi y Villita, del primer festejo de 5 de julio, y Pablo Páez, de la del 12 de julio. Ni Colado ni Perera repetirán en Sevilla en la final del próximo jueves. Me hubiera gustado verlos de nuevo porque creo que tienen talento torero.

Plaza de toros de Sevilla, 19 de julio de 2018. 3ª novillada de promoción. Media plaza. Seis erales de Cayetano Muñoz, muy justos de presencia y de juego variado. Nobles y encastado, el 1º; el 2º, complicado por el pitón izquierdo; áspero y de poco viaje, el 3º; manejable, el 4º; noble aunque a menos, el 5º; noble y rajado al final, el 6º.
Miguel Andrades, de la E.T. de Ubrique (turquesa y oro): pinchazo y estocada corta (silencio tras aviso).
Antonio Muñoz, de Cantillana (nazareno y oro): media trasera que se hunde (vuelta al ruedo).
Corruco de Algeciras, de la E. T. de Algeciras (nazareno y oro): estocada tendida, estocada y dos descabellos (silencio tras aviso).
Darío Cañas, de la E. T. de Sevilla-Amate (verde hoja y oro): dos pinchazos y estocada trasera (saludos).
Borja Collado, de la E. T. de Valencia (blanco y oro): estocada trasera (una oreja).
Manuel Perera, del Patronato de Tauromaquia de Badajoz (azul pavo y oro): estocada (una oreja tras aviso).

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