Carlos Crivell.– Málaga conserva la tradición de la Corrida Picassiana. El artista francés Loren Palletier se esmera cada año en decorar la barrera y  los burladeros con motivos relacionados con artista malagueño. Los toreros se visten de… goyescos, salvo algún detalle en los ternos que lucieron Castella y Perera. Las cuadrillas, todas de goyesco. Se agradece que se mantenga este festejo, aunque solo sea para recordar que Picasso fue taurino, un taurino de izquierdas, es decir, que no era facha. Para que algunos se enteren.

Al margen del exorno de la plaza y de los trajes, la corrida de Fuente Ymbro tuvo presencia, salvo el más escurrido segundo, y algunos toros tuvieron esencia. Lo que faltaron fueron las fuerzas, la lacra que mermó el juego del encierro jerezano.

El tercero, por ejemplo, fue muy bravo en todos los tercios, pero dobló las manos con frecuencia. Su manera de embestir con alegría, prontitud y fijeza, sobre todo por el lado derecho, fue un espectáculo. En banderillas la plaza asistió conmovida a una lidia perfecta de Curro Javier y a dos pares enormes de Ambel. La cuadrilla más completa del toreo en ebullición. El toro fue bueno y a ello contribuyó de forma decisiva el buen toreo de Perera, que dio un curso de temple en las tandas de seis o siete muletazos con la derecha. Con la izquierda fue otro cantar. El de Fuente Ymbro protestó por arriba y no hubo toreo de altura. Fue una faena intensa que remató de manera horrorosa con un bajonazo infame que le dejó sin premio. Mala manera de estropear una labor que podía haber alcanzado el doble trofeo, sobre todo teniendo en cuenta la benevolencia del público malagueño y la del palco.

La cuadrilla del extremeño volvió a armar un taco en el sexto. Ahora llevó Ambel el capote y Curro Javier colocó las banderillas. La plaza hirvió con ambos. El de Gallardo fue bueno. Cuatro toros buenos en la corrida es de nota; lástima de fuerzas. Perera lo bordó al natural, pases largos, templados con sutileza y precisión, de mando absoluto. El toro debía sentirse feliz por estar tan bien toreado. Sin embargo, su felicidad duró poco porque se rajó. Perera nunca dejó de estar torero. Pero volvió a pinchar y después de una buena tarde de toros, incluso con toreo de capa de calidad, se fue con las manos vacías.

También es digna de elogios la faena de Antonio Ferrera al primero. Noble el toro, entregado y muy torero el diestro en una labor en la que hubo de todo: toreo sentido muy despacio, toreo de expresión acentuada y algo exagerada, pero un conjunto bien vendido y que llegó al tendido. Los remates fueron hermosos y la manera de ligar los de pecho mostraron la mejor imagen de un torero curtido.

Ferrera tropezó con uno de los malos de Gallardo, el cuarto. Se lo brindó sobre el albero a Finito. No era de brindis. Se paró el toro con la cara hundida entre las manos. Al final salió asustado para las tablas. Todavía le quedaba un regalo con galleo del bú en un quite al sexto.

El toro de mejor nota del lote de Castella fue el quinto. Antes, como segundo, lidió un toro rebrincado por la derecha y de algo más recorrido por la izquierda. Castella anduvo fácil pero muy frío. El quinto fue mejor toro. Castella comenzó con los cambiados por la espalda y toreó por ambos pitones con suficiencia y experiencia. En el fondo, parecía un torero programado en sus maneras, todo muy mecánico. Fue una faena celebrada a medias y duración excesiva. El aviso llegó antes de una estocada muy pasada. La oreja que paseó fue un regalo generoso.

Plaza de La Malagueta, 14 de agosto de 2018. 3ª de Feria. Más de media plaza. Corrida Picassiana. Seis toros de Fuente Ymbro, bien presentados, excepto el 2º, de juego variado y en general sin fuerzas. 1º, noble; 2º, descastado; 3º, bravo y encastado; 4º, muy descastado; 5º, manejable; 6º, bueno por nobleza.

Saludaron en banderillas José Chacón, Vicente Herrera, Javier Ambel, Curro Javier y Guillermo Barbero. Enormes con el capote Curro Javier y Javier Ambel.

Antonio Ferrera, de grana y azabache. Pinchazo y estocada (vuelta al ruedo tras aviso). En el cuarto, media estocada y dos descabellos (silencio).

Sebastián Castella, de azul y oro con bordados rojos. Pinchazo, estocada atravesada y un descabello (silencio tras aviso). En el quinto, estocada muy trasera (una oreja tras aviso).

Miguel Ángel Perera, de blanco y azabache. Estocada muy baja (saludos). En el sexto, pinchazo y estocada (saludos).  

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