Miguel Mateo «Miguelín»

Miguel Mateo Salcedo nació en la localidad murciana de Alcantarilla el 19 de marzo de 1939. Hijo del banderillero Miguel Mateo “Chicuelo de Málaga”, comenzó a tomar parte en festivales por plazas gaditanas desde muy joven.

El 10 de abril de 1955 toreó en Algeciras con picadores por vez primera, con novillos de Manuel Álvarez, acompañado por Pepín Jiménez y Sergio Flores. Dos años después, el 31 de marzo de 1957 se presenta en Las Ventas estoqueando reses de Matías Bernardos junto a Fermín Murillo y Luis Segura, cortando una oreja.

Al año siguiente, el 9 de septiembre de 1958, toma la alternativa en Murcia, estoqueando al toro ”Plateresco” de Galache, con Luis Miguel Dominguín como padrino y César Girón como testigo.

El 24 de abril de 1960 confirmó el doctorado en Las Ventas, con Gregorio Sánchez, como padrino, que le cedió el toro Tajadoso de la ganadería de Juan Cobaleda, en presencia de Antonio Cobo.

Se retiró en 1973, para volver un año después, en 1974. Su última actuación de luces tuvo lugar el 30 de septiembre de 1979 en Granada, junto a Manuel Benítez “El Cordobés” y Antonio Ruiz “Espartaco”.

Algecireño por los cuatro costados, consiguió poner su nombre en el candelero en el año de su alternativa, con catorce actuaciones entre las que destacaron los paseíllos de Murcia, Segovia y Valladolid. Miguelín había evolucionado del torero de oficio en su época de novillero al tremendismo por bandera que encandiló a las masas.

En el año 1959 sufrió un fuerte percance en la feria de Pascua Arles, que le quitó el sitio y parte de sus facultades, con las que hacía alardes, no sólo con los trastos, sino también con los palos. Pese a los dos meses que estuvo parado, en esa temporada hizo 53 veces el paseíllo, cifra que descendió en 1960, donde no tuvo suerte en su confirmación de alternativa.

Con muchos altibajos en la década de los 60, se refugió en su rincón del sur para aguantar las tarascadas de su carrera, incluidas varias detenciones tras sus actuaciones. Según el torero, fue vetado por Manuel Díaz “El Cordobés” a finales de 1967, justo unos meses antes de su año clave: 1968, en el que triunfó con fuerza en Sevilla, con un toro de Germán Gervás condenado a Banderillas Negras, y en Madrid –donde el 18 de mayo se tiró de espontáneo en un toro de El Cordobés- y donde el 6 de junio reaparecía en la Corrida de la Prensa cortando seis orejas a los toros de Antonio Pérez.

En los puestos importantes permaneció hasta los primeros años 70, con triunfos sonados en San Sebastián (donde cortó un rabo en 1969) y de nuevo en Madrid (salió a hombros en 1971), hasta que en 1973 se lesionó de gravedad al caerse de un caballo y la temporada pasó en blanco. En 1974, 1975 y 1976 toreó 6, 9 y 7 ocasiones, respectivamente.

En febrero de 1988, nueve años retirado, se autolesionó, clavándose unas tijeras en el vientre. Según varias fuentes, el año anterior se había sometido a una cura de adelgazamiento con el objetivo de reaparecer, lo que le provocó una fortísima depresión.

Murió en Algeciras el 21 de julio de 2003.

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