Calerito, a portagyola. Foto: Arjona – Toromedia

Carlos Crivell.- Noche fría en el ambiente y en el ruedo en la primera de las novilladas de horario nocturno. Estas novilladas están pensadas para pasar calor. Ya cerca de la medianoche, cuando no había ocurrido nada reseñable, seguir en la plaza tenía mucho mérito. La novillada fue un festejo muy hueco. Mucha culpa de ellos la tuvieron los terciados novillos de Dolores Rufino. En las de promoción sin caballos de julio saldrá alguno de mayor remate que el segundo. Sin embargo, los utreros fueron al caballo con alegría y se dejaron pegar en una pelea de bravos. Y bien que les atizaron. Pero todos llegaron hundidos a la muleta. Al cuarto lo midieron para dejarlo curdo y tampoco remontó en el último tercio. Sin molestar mucho, ninguno quiso coger a los toreros, embistieron con la cara alta y nula emoción. Todo acabó mal con el manso sexto, que, además de tener muy mal estilo, fue lidiado de forma lamentable y llegó muy complicado a la muleta.

El linense Miguel Ángel Pacheco está en vísperas de la alternativa. Se le notó su mayor oficio al lado de la bisoñez de sus compañeros. Tiene un concepto clásico del toreo, pero su gran altura al lado de novillos tan escurridos no le ayudó para poder conectar con el tendido. De rodillas en el cuarto superaba en altura a su oponente.

Toreó bien al primero de la noche en dos tandas por la derecha con buen trazo y temple. El novillo se había partido el pitón izquierdo en un derrote al burladero, pero no llegó a desprenderse. A mitad de faena acortó el viaje y lo descompuso todo. Se entregó en el cuarto. Toreó a la verónica con las dos rodillas en tierra, de la misma forma con la que inició su faena. Se eternizó en un labor sin final en la que hubo momentos de mayor calado con otros en los que no funcionó el temple, todo ello con un novillo que siempre llevó la cara a media altura. Escuchó el aviso antes de una estocada fulminante, detalle que le animó a darse una vuelta al ruedo más que generosa.

El segundo de la terna, Jesús Muñoz, toreó una novillada en 2017, precisamente en Sevilla. Y volvía de nuevo a la Maestranza. No es justo hacer un análisis exigente de un chaval que no ha toreado. El chico y bravo segundo recibió un castigo excesivo en varas. Muñoz denotó carencias notables de colocación y templanza. No cambió mucho la cosa en el quinto, novillo reservón. Muñoz quiso pero era imposible.

Calerito se fue a portagayola en el tercero y en el sexto. Con el primero de su lote toreó bien con el capote en un saludo vibrante. El de Rufino llegó a la muleta mirando al tendido como señal de una falta de casta llamativa. Hizo un esfuerzo, logró muletazos templados, todo con un animal que cada vez se lo ponía más difícil. Se metió en los terrenos del utrero y su disposición quedó más que patente.

También se fue a portagayola en el sexto, novillo manso de solemnidad, pero que permitió un tercio brillante por Expósito, y que recibió una lidia desordenada que no ayudó a mejorar sus pésimas condiciones. Embistió a arreones con la cara por las nubes. Calerito debió castigarlo al comienzo de la faena y no recurrir a los manidos pases por la espalda. Cuando intentó someter el animal, se rajó y miró para otra parte. Calerito mostró su enorme decepción. A esas horas de la noche, ya metidos en el viernes, la mitad del tendido se había marchado en busca de un caldo caliente.

Plaza de toros de Sevilla, 7 de junio de 2018. Novillada de abono. Media plaza. Seis novillos de Dolores Rufino, terciados de presentación, el 2º muy chico, bravos en el caballo excepto el 6º, apagados en el último tercio y con poca clase. El sexto, manso y de mal estilo. Minuto de silencio en memoria de Manuel Lozano Hernández, el abonado más veterano de la plaza. Destacó el picador José María Expósito en el sexto. Noche muy fría.

Miguel Ángel Pacheco, de celeste y oro. Estocada trasera y caída (silencio tras aviso). En el cuarto, estocada desprendida fulminante (vuelta al ruedo).

Jesús Muñoz, de tabaco y oro. Estocada corta atravesada y tres descabellos (silencio tras aviso). En el quinto, estocada contraria (silencio).

Calerito, de azul noche y oro. Dos pinchazos y estocada tendida (saludos). En el sexto, pinchazo, estocada corta y descabello (silencio tras aviso).

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