Álvaro R. del Moral.– Algo podría estar moviéndose. Dejamos a un lado los triunfos y los fracasos de San Fermín. Ya saben que Perera reafirmó su papel de caudillo de la campaña; que El Juli desempolvó sus galones y que Pepe Moral reivindicó su condición de gran torero en ciernes. Pero las recientes declaraciones de José María Manzanares en relación con el conflicto sevillano merecen un punto y aparte. El diestro alicantino se dejó poco en el tintero después de demasiado tiempo de silencio taurino. Lo hizo en el programa La Divisa, que dirige el veterano compañero Pedro Javier Cáceres. El podcast está disponible en su web y aporta nuevos datos para dibujar un horizonte que podría cambiar mucho cuando se guarden los turrones. Y cuando entró en el ídem, Manzanares no se tapó al reconocer el fracaso de la inoperante rebelión de primavera: “tenemos que intentar revocar esta situación como sea; ha sido una pena, sobre todo la asistencia de gente a la Feria.” En esa misma línea, el alicantino reconocía el mal clima que se vive en los patios de caballos clamando por una “paz” que él considera urgente y necesaria. Ya sabíamos que había renunciado a varios contratos ventajosos en coincidencia con esos festejos sevillanos que vivió a distancia y con “sentimiento de amargura”.
La ruptura de una alianza. “Lo que he aprendido es que cada torero tiene su carrera y cada uno tiene que defender y luchar por lo suyo”. La frase es la sentencia de muerte de la breve alianza que defenestró la pasada feria de Sevilla pero encierra otras derivadas, como esa evidente ruptura con El Juli de la que ya hablamos la semana pasada, materializada en la mutua aversión a verse en el mismo cartel. Que sepamos, de aquí a lo que queda de temporada sólo están anunciados juntos el 14 de agosto en Beziers junto a Castella, que es el dueño de la casa. Y no es casual. Tampoco lo es que el propio matador aluda al “ambiente raro” que se vive en los patios de cuadrillas. Manzanares sí coincide con El Juli al señalar que “no ha habido comunicación”. Eso sí, matiza que esa falta de diálogo también ha faltado en el seno del propio grupo de matadores, entre ellos mismos: “No se ha sabido transmitir lo que se estaba llevando a cabo, lo que se perseguía…”. Pero hay que agarrarse, que vienen curvas. El diestro alicantino habla con meridiana claridad al explicar que “se han podido tomar decisiones precipitadas que no se piensan cuando cada uno está metido en su propia preparación, en su temporada en América y a lo mejor llegamos a esas deciciones de las que nos arrepentimos”. No hay que añadir demasiado al dato.
Otras perlas sin desperdicio. Pero hay que seguir el hilo de la larga disertación de Manzanares, que parecía tener ganas acumuladas de desahogarse. El torero volvía a incidir en la necesidad de volver a retomar el control de sus propias decisiones: “cada uno debe defender su carrera y cuando haya causas colectivas debe existir la comunicación y la transparencia para remar todos en la misma dirección”. En ese sentido añadió que “con el diálogo se va mucho más allá que con las decisiones más tajantes”. Pero no se vayan todavía que aún hay más: “todas las partes hemos cometido errores pero no estamos aquí para seguir peleando; estamos para llegar a un acuerdo y sobre todo para que la relación sea buena”. En esa misma línea, bajando al pie de esa calle que no ha entendido los términos de la rebelión añadió que “tenemos que recapacitar todos; saber entender a la gente y ser comprensivos con muchas de las actitudes. Se puede pedir perdón, dar marcha atrás y olvidar”. Manzanares tampoco ocultó sus ganas por volver a torear en la plaza de la Maestranza aunque mantuvo una línea argumental de respeto a los toreros del G-5. “Si pudiera torear en Sevilla, toreaba ya pero no voy a traicionar a mis compañeros aunque quiero que se solucione de una manera pacífica lo antes posible”, señaló el matador recordando que el problema con la empresa Pagés -no sabemos si insalvable- residía en el “trato personal” que habían recibido algunos de sus compañeros alzados. El diestro alicantino volvió sobre sus pasos al reiterar que “es posible que hayamos tomado decisiones erróneas y hay que recapacitar” y reconoció que el conflicto podría haber tenido un recorrido más corto y “a lo mejor se habría arreglado hablando directamente con la empresa”. Llegados a este punto, podemos comenzar a especular con el necesario acercamiento de posturas que no puede ni debe tardar. El daño hecho a la plaza de Sevilla rebota directamente en las carreras de los toreros que dieron la puntilla a un abono que necesitaba cariñitos desde hace demasiado tiempo. Y nos vamos: se ha hablado mucho del rechazo del premio Joaquín Vidal por parte de José Tomás. En este caso habría que analizar un poco más que hay detrás de la abrupta decisión del madrileño y, además, es mejor dejar de aceptar un galardón que plantar al personal cuando toca recogerlo. Una cosa más: la transcripción de las declaraciones completas de Jose María Manzanares las tienen en este mismo blog. Justo aquí debajo.