Carlos Crivell.- No fue posible una victoria rotunda de ninguno de los dos sevillanos. A los puntos ganó Pablo Aguado, que se llevó el mejor lote de la decepcionante novillada de El Parralejo, protagonizó los momentos de mayor inspiración y, todo hay que decirlo, tenía más partidarios en los tendidos.

No remataron los utreros de El Parralejo, bien presentados, pero justos de raza y de calidad mediana. El que abrió plaza fue de los que salvó el honor de la divisa, más por clase que por casta. Aguado presentó credenciales en la portagayola y se encontró con un novillo blando pero con humillación. Cinco tandas, tres con la diestra y dos con la zurda, en una labor con muchas intermitencias. Se relajó con la derecha, no le cogió el aire a la izquierda y bordó algunos de pecho de pitón a rabo. Con la espada se hirió dos veces en el párpado. Las palmas se las llevó el novillo.

Se metió Aguado en la enfermería y ya no volvió hasta el cuarto. El titular se lastimó una mano y salió el sobrero, que lo habrían dejado en los corrales por muy bonito de abrochado que tenía los pitones. Se animó la noche en los quites con la interpretación por chicuelinas tanto de Aguado como Serna en su respuesta. Agudo hizo la estatua en el inicio, para seguir con la derecha sin darle la distancia ni bajarle la mano al animal. Al final, cuando la bajó surgieron derechazos de calidad. Todo acabó por bernadinas. Sus seguidores le forzaron a dar la vuelta al ruedo.

Mató el sexto y ahora brilló el buen toreo de capa del sevillano. Serna respondió con unas insípidas tafalleras. Este sexto pedía temple y sitio. Aguado se embarulló de rodillas, ligó una buena tanda con la derecha y después ya todo fue distinto. El de El Parralejo acabó rajado pegado a las tablas. Allí marró con la espada.

Rafael Serna no encontró el temple con el primero de su lote. El utrero le tocó mucho los engaños en una faena sin relieve. Acabó parado y Serna casi aburrido. Mató el tercero porque estaba su compañero en la enfermería. Llegó a brindarle el novillo en un gesto amistoso. En su mala suerte con los lotes, Serna luchó contra la sosería y la falta de casta de un novillo que acabó como un toro de Guisando. Serna alargó la faena de forma innecesaria.

Se fue a portagayola con el quinto. Se pudo lucir en lances con buena traza. Aguado respondió por cordobinas. Con este novillo logró Serna los mejores momentos de su noche en una faena mejor por la derecha, aunque de nuevo reñido con el temple con la izquierda. No le dio la distancia adecuada y tampoco se cruzó. Dejó algunos de pecho muy solemnes y un kikirikí monumental.

En definitiva, una novillada con buena entrada que fue larga y soporífera. Ahora los picadores se retiran por la puerta de arrastre, pero ello no ha logrado reducir el largo metraje de los festejos. Ni los novillos de El Parralejo, parados y con embestidas desordenadas, ni los novilleros, nerviosos o embotados, acabaron de dar el do de pecho. A los puntos ganó Aguado. En el número de partidarios, también ganó.

Plaza de toros de Sevilla, 15 de junio de 2017. Novillada con motivo de la festividad del Corpus. Casi tres cuartos de plaza. Seis novillos de El Parralejo, el cuarto lidiado como 4º bis, bien presentados y de escaso juego. Mejores lo lidiados en primero y 4º bis. El resto, apagados y con poca clase. Saludaron en banderillas Juan Carlos de Alba, Antonio Ronquillo, Rafael Amigo y Azuquita. Buenos puyazos de Pedro Muóz y Manuel Jesús Espartaco.

Pablo Aguado, de verde botella y oro. Dos pinchazos y dos descabellos (silencio tras aviso). En el cuarto, pinchazo y estocada (vuelta al ruedo). En el sexto, pinchazo, media tendida y descabello (saludos tras aviso).
Rafael Serna, de fucsia y oro. Media trasera, pinchazo y descabello (silencio). En el tercero, estocada atravesada (silencio). En el quinto, estocada atravesada y descabello (saludos tras aviso).

Pablo Aguado fue atendido de “contusión y herida incisa en párpado superior. Movimientos oculares conservados. No se observa lesión corneal. Se recomienda revisión oftalmológica”. Pronóstico leve que no le impide continuar la lidia. Firmado: Dr. Octavio Mulet Zayas”.

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