Salió un toro de vacas, Pinturero, de Cebada Gago y el Fundi estuvo a sus anchas, pero es posible que el indulto lo hubiera logrado otro torero. López Cahves, mal. Bolívar, mediocre.
Cebada Gago / El Fundi, López Chaves y Luis Bolívar
Ganadería: seis toros de Cebada Gago, con tres bien presentados -cuarto, quinto y sexto-, de juego desigual Excepcional por casta y bravura el cuarto, de nombre Pinturero, premiado con la vuelta al ruedo. Con casta y movilidad, el sexto. Inválido, el primero; segundo y quinto, más complicados. El tercero, manejable.
El Fundi: pinchazo y estocada honda (saludos) y estocada perpendicular y descabello (dos orejas tras aviso).
López Chaves: media atravesada y nueve descabellos (silencio) y estocada trasera y caída (silencio).
Luis Bolívar: metisaca y estocada caída (una oreja) y pinchazo y atravesada (saludos).
Pla za de Almería, 25 de agosto de 2008. 2ª de la Feria de Nuestra Señora del Mar. Más de media plaza. Saludó El Jeringa y estuvo muy bien Domingo Navarro. El Fundi salió a hombros.
Carlos Crivell.- Almería
La corrida vivió su momento cumbre en el cuarto, un toro bien hecho de Cebada Gago, que desarrolló bravura y casta en todos los tercios de la lidia. Cumplió en los montados y la movilidad del astado era un presagio adecauado para lo que sucedió más adelante. El Fundi, un veterano torero curtido en mil batallas, se abrió de muleta con unos pases preciosos. Todo estaba servido: un toro bravo y un torero dispuesto.
La faena de El Fundi a Pinturero fue larga. En las primeras tandas no llegó a acoplarse del todo, pero el de Cebada seguía acudiendo a la muleta con embestidas de toro bravo, que nunca son fáciles, que obligan a los matadores a dominar con la muleta por abajo y a mandarlo. El toro y la faena fueron creciendo. El animal, porque fue una máquina de embestir con casta y fijeza. El torero se acopló al toro y logró torear por abajo y llevarlo más lejos. Fue cuando todo el conjunto adquirió la grandeza que preside a esta maravillosa Fiesta. La conjunción de un toro que no bajó nunca su ritmo, mientras El Fundi, ya seguro de lo que tenía por delante, le daba una infinidad de muletazos, fue l cumbre de la tarde. Algunos pases fueron muy buenos y ligados, otros menos logrados. Fue una lástima que no apliacara siempre el temple. En la plaza de Almería se masticó la gloria del toro bravo. Algo tendría que ver el torero para que el toro llegara a emocionar a todos los aficionados.
Podía haber seguido toreando, el animal ya no tenía freno. La plaza comenzó a pedir el indulto, que fue denegado por el presidente. Hombre, siempre es discutible el tema del indulto. Sin abusos, que no conducen a nada bueno, el indulto engrandece a la Fiesta de los toros, le da categoría y calla las bocas de los falsos ecologistas. El indulto hubiera sido la respuesta a tanto vocero animalista. Además, ese toro podía ser fundamental para esta ganadería, que no está en su mejor momento. El toro murió, la vuelta fue apoteósica y El Fundi paseó las dos orejas.
El resto de la corrida ya tiene otros argumentos. Salvando ese toro cuarto, algo del quinto y mucho del sexto, los tres primeros no fueron buenos. El que abrió plaza era inválido. El Fundi lo toreó sin apreturas y lo mató.
El tercero fue un toro algo desconcertante. Alternó embestidas con clase con otras en las que se quedó a medio camino. El colombiano Bolívar le cortó una oreja por una faena desigual, como el mismo astado. En general, tandas de pocos pases con algunos más rematados con el espada bien asentado, junto a otros en los que no llevó prendida las arrancadas. Bolívar dio un recital de modernidad: espaldinas, circulares y manoletinas. Todo muy previsible. Después de feo metisaca, la oreja es pura estadística.
Naufragó con el sexto, un toro bueno que pedía un torero más firme y templado. El colombiano recortó mucho al toro, no lo mandó nunca y llegaron hasta enganchones. Buena voluntad y mucho espesor en Bolívar. Este toro pedía un torero más firme o un torero mejor.
Pero el verdadero naufragio de la corrida lo protagonizó López Chaves. No se enfrentó a lo mejor de Cebada, pero su imagen insegura fue calamitosa. Recibió al segundo con cinco largas cambiadas en lugar de torear a la verónica. Su labor con ese toro, rajado y mansito, demostró unas carencias anímicas notables. Con el descabello quedaron bien plasmadas.
El quinto fue un animal posible, pero había que tratarlo bien. López Chaves, mal auxiliado por una mala cuadrilla, le recortó mucho los viajes y no llegó nunca a someterlo. La imagen fue bastate mala con dos desarmes incluidos como detalle de la inseguridad del salmantino.
En definitiva, que el El Fundi tuvo la suerte de encontrarse a Pinturero, toro de vacas y que murió porque el palco no llegó a entender que esos toros deben vivir en las dehesas. Toros menos encastados y bravos han padreado. Sólo ver a ese toro mereció la pena este festejo