David Mora le cortó las dos orejas a un gran toro de Parladé en Almería, lidiado en tercer lugar. Mora estuvo en torero ante un toro de raza. Bien El Cid sin premio y dos orejas para Castella más baratas.

Parladé / El Cid, Sebastián Castella y David Mora

Plaza de toros de Almería, 4ª de Feria. Casi tres cuartos de plaza. Seis toros de Parladé, bien presentados y de buen juego. Destacó el bravo y encastado tercero. También buenos el quinto y el sexto. Saludó en banderillas Ambel Posadas.
El Cid, lila y oro, media estocada y descabello (saludos). En el cuarto, estocada desprendida (saludos).
Sebastián Castella, encarnado y oro, dos pinchazos y estocada trasera (saludos). Estocada casi entera (dos orejas).
David Mora, tabaco y oro, estocada (dos orejas). En el sexto, tres pinchazos y tres descabellos (palmas).

Carlos Crivell.- Almería

La lidia del tercero fue emocionante. El toro tomó un puyazo como bravo. En banderillas surgió el desconcierto porque el toro esperó a los rehileteros y puso en graves apuros al tercero de David Mora, que se libró de milagro junto al estribo. ¿Cómo era el toro? La respuesta no tardó en llegar. El toro era bravo. Bravo de verdad. Pero tan bravo como el de Parladé fue su matador David Mora. Dos bravos frente a frente. Emoción asegurada.

Mora salió con una herida en el escroto fresca y lo primero que hizo fue torear a la verónica clásica y limpia con un aire de frescura admirable. El bravo llegó a la muleta pidiendo un torero y lo encontró. Perfectos los doblones por bajo; de categoría los derechazos por abajo a un toro pronto y que se la quería comer por abajo. Tandas de cuatro y cinco muletazos con pases de pecho de pitón a rabo. Todo con la emoción del toro, todo con la emoción de un torero firme, poderoso, dotado de elegantes maneras y muchas ganas de ser torero. El tren ha llegado a su vida torera y se ha subido sin ganas de bajarse. Prueba de ello fue la forma de tirarse a matar o morir. El toro lo enganchó de forma aparatosa para romperle la banda de la taleguilla sin herirlo. Dos orejas. Se pidió la vuelta para el toro que el palco no concedió.

El sexto fue otro bueno aunque de poca duración. Movilidad como exponte de un fondo de casta que nos reconcilia con la cabaña brava. Y de nuevo Mora en el sitio donde tiene que embestir. Con la derecha lo llevó largo por abajo. No fue igual la izquierda porque se quedó parado el bovino y llegaron los adornos, circulares y otros pases para animar a la parroquia. Ahora se afligió con la espada.

La corrida de Parladé tuvo de todo. Casta y flojera; pero todos acabaron metiendo la cara con mejor o peor clase y duración. El lote de El Cid fue el más blando. El de Salteras estuvo bien con el que abrió plaza en una faena donde brilló al natural. Sólo dos muletazos por tanda, muy poco, pero el de Parladé no aguantaba más. Los naturales fueron rotundos, dignos del mejor Cid.

Tampoco tuvo muchas fuerzas el cuarto, al que el torero de Salteras lo toreó con ganas, buscando el triunfo toda costa, pero el animal no tenía ni bríos ni clase. El Cid hizo de todo, pero el conjunto no acabó de explotar. Fue una lástima que se marchara a pie de la plaza, porque sus verónicas y naturales merecieron algún premio.

Castella cumplió con su toreo de siempre en el segundo. Quitó por chicuelinas con garbo y toreó por ambos pitones a otro toro justo de fuerzas. La faena careció de ligazón y acabó con el torero cerca del astado. La espada viajó mal.

Se sacó la espina con otro toro emocionante como el quinto. El animal derribó a los dos picadores. Parecía el dueño del coso. En realidad, era otro encastado que permitió ahora presenciar al mejor Castella, muy templado con la derecha, ligando porque el toro repetía. Faena buena a otro toro que exigía un torero y lo encontró. Castella lo mató y la buena gente de Almería lo recompensó con el doble trofeo.

Otra corrida emocionante en Almería. La de Parladé, bien presentada, con dos toros de nota: tercero y quinto. Para que haya emoción debe haber toros, aunque también toreros. En este caso, David Mora dio un golpe de atención de que quiere estar en las ferias. Castella, fiel su estilo, supo estar a la altura de un buen toro.