El Juli, a hombros. Foto: Eduardo Porcuna

Carlos Crivell.– Variopinta la corrida de Zalduendo en juego. No fue una corrida tonta, exigió mucho a los toreros, algo que se agradece en estos tiempos. Abrió plaza uno bravo y encastado. Antonio Ferrera, con esa frescura que adorna su toreo en estos tiempos, lo saludó con diez verónicas para rematar en el centro. Las primeras tandas fueron para someter una embestida fuerte. Paso a paso, los derechazos surgieron suaves igual que los naturales. Una faena elaborada a fuego lento que no fue rematada con la espada. Se lesionó en un dedo y pasó a la enfermería.

El cuarto, de nombre ‘Guasón’, fue otro toro bravo y exigente. Fue tan bravo que, aunque se lesionó una mano, el animal siguió embistiendo en un prodigio de casta. Ferrera lo toreó con firmeza y tiempo, siempre con torería y dominio, lo que le obligó a realizar una faena larga para alcanzar momentos de toreo templado con ese acento que pone este torero en su expresión. El palco lo avisó antes de matar de media fulminante.

El segundo fue de los malos. Cara alta, embestidas por las nubes, apenas permitió a El Juli poderle en una faena con toques fuertes, aunque el brusco final tropezó la muleta en ocasiones.

El quinto fue un toro noble que se encontró con un torero bueno como El Juli, que lo llevó muy toreado por la izquierda hasta prolongar sus viajes con clase. Exprimió ese buen pitón izquierdo del llamado ‘Azteca’ con poder y mando. A mitad de su labor citó para cambiar por la espalda para sorpresa de la plaza. Los de pecho encadenados en una loseta ya fueron la expresión de su absoluto dominio. El Juli estaba arrebatado, se echó de rodillas para citarlo y casi lo arrolla. Y ora vez de rodillas le dio uno cambiado con la plaza enloquecida. Una demostración de casta torera. Estocada marca de la casa y júbilo en la plaza.  

Roca Rey toreó de forma ortodoxa al tercero. Ni una concesión a la galería. Tandas de mano baja para dominar una embestida brusca. Faena corta para lo que estila. Ni manoletinas ni espaldinas. La estocada dio  paso al trofeo, según la tendencia de estos tiempos.     

El peruano salió como una bala en el sexto. Lances de todos los estilos en el saludo y en el quite. El toro, mansurrón, se pensó mucho las embestidas. Roca, en el centro, le dio tiempo, pero no fue suficiente. El animal no podía con su esqueleto. Roca tiró de recursos para animar al personal. La espada no funcionó.

Plaza de toros de Almería, 25 de agosto de 2017. 3ª de Feria. Tres cuartos de plaza. Seis toros de Zalduendo, bien presentados excepto el tercero, pobre de pitones, de juego variado. Bravos y encastados el 1º, 4º y 5º; descastado el 2º; sin clase, el 3º; reservón y apagado, el 6º.

Antonio Ferrera, de tabaco y oro. Dos pinchazos y estocada (saludos tras aviso). En el cuarto, media estocada (una oreja tras aviso).

El Juli, de caldera y oro. Pinchazo y estocada (saludos). En el quinto, estocada (dos orejas tras aviso). Salió a hombros por la Puerta Grande.

Roca Rey, de verde hoja y oro. Estocada caída (una oreja). En el sexto, dos pinchazos y descabello (saludos).