La Fundación de Estudios Taurinos, con el patrocinio de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y la colaboración de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, ha celebrado esta semana la segunda edición del Curso Tauromaquia y Cultura, centrado en esta ocasión en el análisis de la ‘Cultura visual de la Tauromaquia’ y que ha contado como ponentes con importantes personalidades de la universidad, la cultura y el mundo del toro. Una tertulia con el torero Pepe Luis Vázquez fue el colofón anoche de estos encuentros de alto nivel cultural.
Con la dirección de la presidenta de la FET, Fátima Halcón, las jornadas se celebraron entre los días 5 y 7 de marzo en la sede de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras con una buena afluencia de público. Fue la propia presidenta quien el primer día explicó que estas jornadas pretenden «poner de manifiesto la relación que tiene la Tauromaquia con la Cultura a través de los siglos», a lo que añadió: «en este caso lo hemos centrado en la cultura visual, es decir en aquellas manifestaciones desde el punto de vista de la imagen que ha tenido la tauromaquia en la pintura, en el grabado, en la fotografía, en el cine…, en definitiva en todo lo que ha creado una imagen visual del mundo del toro».
A la última jornada asistieron el Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, Santiago de León, y el presidente de la Academia, Pablo Gutiérrez-Alviz, que fue el encargado de presentar un libro editado por esta institución donde se recopilan todas las ponencias del curso celebrado en 2023.
La presencia de Pepe Luis Vázquez fue uno de los platos fuertes de este curso. El torero fue entrevistado por la presidenta de la FET, Fátima Halcón, y por el catedrático Rogelio Reyes Cano, que plantearon temas diversos a los que Pepe Luis respondió con su habitual naturalidad e inteligencia, dejando auténticas perlas como cuando afirmó que «es más difícil mentir con la palabra que mentir con la muleta» a una pregunta sobre la incompatibilidad entre la regularidad y el arte. En este sentido, profundizó: «Se puede tener arte o no, pero para torear bien hay que estar completamente entregado. Si encima le pones alma, sentimiento y naturalidad, eso hace que la obra sea eterna».
Pepe Luis habló del momento ganadero, «sería bueno más variedad en la ganadería», de la técnica de los toreros actuales y hasta de la duración de las faenas: «Me quejo de lo largas que se hacen las faenas, el sentido de la medida se ha perdido. A un creador lo peor que le puede pasar es que le digan pesado». Por último, se mostró optimista con el futuro de la Fiesta: «Veo a mucha gente joven que se está interesando y pienso que va a perdurar porque el toreo es algo único y verdadero».
Primera jornada
La primera ponencia de este Curso se tituló Temas taurinos en la historia de la pintura sevillana y corrió a cargo de Enrique Valdivieso González, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla que ha dedicado interesantes estudios a esta temática. Valdivieso repasó obras desde la edad media hasta el siglo XX, y para ello se remontó hasta las Cantigas de Alfonso X El Sabio, donde aparece un primer testimonio pictórico taurino. En todas las obras que fue analizando en su interesante ponencia se pudo apreciar la evolución de la Tauromaquia desde el alanceamiento de toros hasta los primeros pasos de la lidia y su consolidación, así como la evolución de la ciudad se Sevilla que aparece representada en las obras.
La segunda ponencia corrió a cargo de Ana Hernández Pugh y llevó el título: Dibujar el toro. Un acercamiento a los dibujos taurinos de los siglos XVIII y XIX. Esta licenciada en Historia del Arte y comisaria de exposiciones abordó las representaciones del toro a través del dibujo en la España de la Ilustración, arrancando desde las primeras imágenes calcográficas que fueron el antecedente de los dibujos estampados. Hizo referencia a artistas extranjeros de Flandes y Alemania como curiosos precursores de este arte y se detuvo en la obra de dos figuras clave en este periodo como son Antonio Carnicero (siglo XVIII) y Manuel Castellano (siglo XIX), además de explicar cuestiones básicas sobre la técnica del grabado.
Segunda jornada
El miércoles se celebraron dos ponencias que abordaron la escultura y la fotografía taurina. La primera de ellas corrió a cargo de Jesús Urrea Fernández, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid y su título fue; Juan Cháez, escultor taurino. Urrea centró su intervención en un grupo compuesto por 27 figuras, 18 de las cuales son de toreros, 5 de caballos y el resto de toros, de las que dijo que «no tienen comparación estilísticas con otras obras, de ahí que se trate de un caso excepcional por su originalidad». Los toros y toreros, entre los que aparecen representados Costillares, Pedro Romero y Pepe Hillo, se pueden agrupar por escenas y actualmente no está expuesto, aunque pertenece a los fondos del Museo Nacional de Escultura.
La periodista y fotógrafa Muriel Feiner fue la encargada de cerrar la segunda jornada de este curso con la conferencia titulada La fotografia taurina: reflejo de la grandeza y tragedia de la fiesta. Feiner aseguró que la presencia del fotógrafo en la plaza «ha hecho posible conservar la imagen cambiante del mundo del toro, dejando para la posteridad imágenes bellas y otras dramáticas que testimonian la esencia de la Fiesta». Sobre esta premisa hizo un recorrido histórico por la fotografía taurina en el que aparecieron los nombres de Baldomero y Aguayo, Serrano, Finezas, Canito, Arjona y Cuevas, entre otros. La periodista se apoyó en fotografías icónicas para mostrar momentos claves en la historia del toreo y en la evolución de la fotografía.
Tercera jornada
La conferencia El toro del cine pronunciada por el director de cine Juan Figueroa precedió el último día a la charla coloquio con Pepe Luis Vázquez. Figueroa, autor de la película ‘Sobrenatural’, protagonizada por Andrés Vázquez, partió de la base de que toreo y cine «son artes irrepetibles, artes de lo irrepetible», para planterarse una pregunta de fondo a la que fue dando respuesta a lo largo de su brillante exposición: «¿Se puede hacer una película de toros?. El director mantuvo que «el toreo es una verdad inalcanzable, por eso es imposible de argumentar», y defendió que «el cine es el lugar de las imágenes, no de las historias», demostrando que «cine y toros están más cerca de lo que parece: en el cine, como el el toro, no hay disfraz». Y, como conclusión, volvió a plantear un punto de encuentro en relación a la trascendencia de ambas artes: «Toros y cine persiguen el misterio de nuestra existencia».