Luis Carlos Peris.- Doblaba a muerto la campana de la parroquia y enmudecía La Puebla en la despedida a su hijo más predilecto. La Marisma, toda la Marisma, vivía acongojada este domingo de toros en Sevilla y de aniversario de aquel Pasmo que cambió el toreo. También ayer se le daba el adiós al hombre que llegó a centauro y que había cambiado el arte del rejoneo para que ya quedase poco que recordar de aquel Antonio Cañero continuador de aquellos caballeros que alanceaban toros. Ángel Peralta era el padre del rejoneo actual y el hombre que primero había llevado el nombre de La Puebla por el mundo. Y por eso, La Puebla lo despedía en pleno ante Nuestra Señora de la Granada en este domingo triste. Nadie había universalizado lo cigarrero como lo universalizó Ángel Peralta desde lo alto de un caballo, doblaba a muerto la campana y lloraba sin parar la Marisma, cuánto luto.

 

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