Carlos Crivell.– Las plazas de Málaga y El Puerto están a la espera de que se publiquen los pliegos para el concurso que deberá proporcionarles una empresa para los próximos años. Son dos plazas emblemáticas en la geografía taurina española, llenas de historia y con una afición que merece que llegue un tiempo de tranquilidad, buena gestión y el retorno a su máximo esplendor. El tema de Málaga merece un análisis más detallado, pero ya casi se puede dar por sentado que no habrá, salvo pirueta final inesperada, toros en Pascua. Creo que la empresa de José Carlos Escribano merece seguir al frente de La Malagueta y debería tener la opción de organizar el festejo de esa fecha.
Quiero detenerme en El Puerto de Santa María, una plaza que en las últimas temporadas no ha podido estar a la altura de su historia. Hay muchos culpables, sobre todos los políticos de años atrás, pero es un caso claro de dejación que ha conseguido llevarla a números ridículos. Las cosas parecen que han cambiado y el concejal encargado de los asuntos taurinos, Álvaro González, ha cogido el toro por los cuernos para que El Puerto vuelva a ser una cita fundamental en los veranos. En breve debe llegar una nueva empresa.
El caso de esta plaza tiene un detalle añadido que debe ser destacado. Con una plaza alicaída y una afición desesperanzada, un grupo de aficionados se han organizado en una asociación llamada ‘De Sal y Oro’, Espacio Cultural, Taurino y Flamenco, que desde su aparición están manteniendo la llama del toreo encendida para que la ciudad gaditana siga siendo abanderada en asuntos taurinos. Tienen involucrados a mucha gente, al concejal, a la prensa, a los aficionados, a todo el mundo, solo con la intención de que en estos tiempos de inacción no se deje de pensar en modo torero.
Estas cosas me parecen admirables. Cuando el panorama era tan negro, ahí ha estado ‘Del Sal y Oro’ para darle luz al toreo en el este rincón del Sur. Gente trabajadora, ilusionada, cuyo único deseo es mantener las tradiciones portuenses. Volverán los días gloriosos a su plaza, pero la labor de esta gente en los tiempos oscuros ha sido clara y transparente. Como la sal.