Diego Ventura ha repasado en Madrid sus diez años de triunfos en la Plaza de Toros de Las Ventas, tiempo en el que ha conseguido once puertas grandes, un registro sólo en su haber en estos momentos de entre todos los toreros de a pie y a caballo en activo. En una conversación cercana y entrañable conducida por el periodista Íñigo Crespo, el jinete sevillano comenzó recordando en qué situación llegó a la tarde del 16 de octubre de 2005, la de su primer triunfo en Madrid: “Llevaba dos años sin torear en Las Ventas y necesitaba un golpe grande para impulsar mi carrera.
Por el cartel y porque era televisada, yo prefería aquella tarde torear en Zaragoza, pero mi padre se empeñó en que tenía que ir a Madrid. En el primer toro no corté nada y, hasta el sexto, se me pasó de todo por la cabeza, hasta dejarlo. Mi familia estaba haciendo un esfuerzo grande para que yo pudiera torear y ya no teníamos ni más
recursos ni más tiempo. Me jugué la vida en aquella faena porque me iba toda la vida en ello y la apuesta salió bien…”.
Ventura recordó a Café, Manzanares, Distinto y Pegaso como algunos de sus grandes caballos a lo largo de estos años y reconoció que Madrid “me lo ha dado todo. El secreto de mi relación con Las Ventas es la verdad y, como consecuencia de ella, la emoción. Este público sabe que Ventuta siempre ha salido a la plaza a darle todo lo que lleva dentro, sin dejarse nada en el tintero. Como siempre vi hacer a los más grandes, a los maestros de los que he aprendido, como Manuel Vidrié”, presente ayer en el acto celebrado en la sala Cossío del coso madrileño. El rejoneador lamentó no haber podido celebrar la efeméride con un gran gesto en Las Ventas, que incluso trasladó a la empresa, como matar seis toros en solitario o torear un mano a mano con Pablo Hermoso de Mendoza. “Pero la empresa no lo vio factible. Sus razones tendrá, aunque yo no lo entiendo porque un acontecimiento así es lo que el público está esperando y lo que se ría un gran espaldarazo para el rejoneo en plena feria de San Isidro. Me da mucha pena que hoy predomine más el interés particular de algunos que el de los aficionados. Todo lo que hago en la plaza, cada vez que trabajo con un caballo, lo hago pensado en qué quiere el público. Si no lo hacemos así, le estamos faltando el respeto y, por tanto, corriendo el riesgo de que la gente se vaya de la plaza”, explicó Ventura.
A la hora de hablar de su cuadra actual, de lo que tiene y de lo que quiere, Diego explicó que “busco un caballo genéticamente perfecto. Y ahora es Sueño quien más se acerca a ello. Hace cosas increíbles. Es artista como el mejor de los toreros artistas de a pie. Con él he conseguido algunos de mis triunfos recientes más importantes como el de Zaragoza en octubre o ahora en Sevilla. Es familia de Pegaso, el mejor caballo que vi nunca y siento que Sueño, incluso, puede mejorarlo”.
Diego Ventura encara el próximo sábado 16 de mayo su único compromiso de este año en la Feria de San Isidro. Y lo hace, más que motivado por el triunfo y otra puerta grande, “soñando cuajar ese toro que tengo en la cabeza y volver loca a Madrid. Que la gente hable de esa faena, que salga de la plaza toreando a caballo, que quede en los anales de Las Ventas…”. El público que llenó la sala Cossío le dio ya el primer aliento para ello con una cerrada ovación, la misma que ya se había repetido en varios momentos de un encuentro sincero y cercano de Diego Ventura con la afición de Madrid.