Luis Carlos Peris.– Cuando la Banda Tejera ataque Giralda, el suntuoso Salón Colón parecerá la Maestranza en tarde grande. Y se nos vendrá al caletre cómo tal día como hoy de hace cincuenta años, el auténtico torero de Sevilla bordaba el toreo con un toro bravo y obediente de Manolo Camacho. Hoy se le pega el pase de la firma a una relación como no existió otra en la historia del toreo. Hoy, el Ayuntamiento de Sevilla, como ya hiciera con la memoria indeleble de Pepe Luis, distingue con su premio a Curro Romero, el torero que se hizo con la mano de la esquiva Sevilla la tarde misma en que debutó de novillero.Tarde lluviosa como podría ser ésta y como fue la de hace medio siglo, aquella en que repitió el milagro de parar el tiempo con un capote y una muleta. Esta tarde, la memoria se disparará y los ojos, entornados, se cargarán de emoción por ese torero que tanto nos hizo soñar.
Nacido en Sevilla en el barrio del Arenal, en la calle Pastor y Landero, frente a la Maestranza. Aficionado a los toros desde su infancia gracias al ejemplo paterno, un viejo amante de la fiesta que vio torear a Guerrita. Abonado de la Real Maestranza desde pequeño.