Álvaro Pastor Torres.- Se celebró el anunciado festival benéfico en una plaza portátil en Los Palacios. Se indultó un novillo de Fuente Ymbro por Finito de Córdoba. Todos los lidiadores cortaron orejas. La plaza se llenó.  

Plaza de toros portátil de Los Palacios y Villafranca (Sevilla). Domingo 12 de diciembre. Festival benéfico mixto. Lleno hasta la bandera –y numeroso público de pie en los vomitorios- en un mediodía entoldado y con frío húmedo.

Ocho reses lidiadas por el siguiente orden: un utrero de Fuente Ymbro (indultado, nobilísimo); un toro de Los Azores con el hierro de Barral, con genio; un utrero de Manolo González, flojo; un utrero tullido y totalmente inválido de José Luis Marca; un utrero (tercero bis, jugado como sobrero) de Villamarta, descastado y mirón; un toro de Torrestrella, serio y colaborador sin más; un eral de Las Monjas, pequeñísimo, y un eral de Manolo González, repetidor.

Finito de Córdoba: clamorosa vuelta al ruedo tras indulto y dos avisos. Juan José Padilla: dos orejas. Curro Díaz: dos orejas y rabo. Daniel Luque: silencio y dos orejas en el sobrero. Pepe Moral: dos orejas y rabo. Manuel Rodríguez: dos orejas. Alejandro Jiménez: dos orejas

Más de tres horas y media de festejo dan para mucho, lo más destacado, el indulto de un novillo de Fuente Ymbro a manos de Finito de Córdoba, un experto en el arte… de perdonar vidas. También rayó a gran altura el toreo caro de Curro Díaz, y las buenas maneras rubricadas con una gran estocada de Pepe Moral o la pronta conexión con el respetable de Padilla. Y la incompetencia de una presidencia que indultó un novillo al que luego se intentó apuntillar en el ruedo después de un primer intento fallido de devolverlo al corral y tras la negativa a matarlo de Finito una vez que fue indultado. Adujo el de Córdoba entrebarreras que el animal no merecía morir tras haber sido perdonado.

El utrero de Ricardo Gallardo, nº 92 del guarismo 8, no se terminó de emplear más por lo resbaladizo del piso plaza, a pesar de lo cual su noble condición, en especial por el pitón derecho, permitió a Finito desarrollar una larguísima faena en la que el diestro fue haciendo poco a poco al animal.

Padilla, entre multitud de largas cambiadas y series prolongadas de rodillas, pasó casi más tiempo de hinojos que de pie, lo que hizo las delicias del respetable. Curro Díaz sacó a relucir en numerosos momentos de la faena el arte que atesora y con suavidad y mucho regusto instrumentó notables pases por ambos pitones. Daniel Luque pechó con un inválido total de Marca -¡vaya regalito de su apoderado!- al que sólo dio tres muletazos. A continuación le echaron el sobrero –sin esperar al final- pero el de Villamarta tampoco era un dechado de fuerza y clase.

Pepe Moral toreó casi en el patio de su casa con el apoyo incondicional de sus paisanos. La faena fue ganando puntos a medida que avanzaba hasta rematarla con una soberbia estocada. Poco se le valoró su labor a Manuel Rodríguez, por la esmirriada condición de su oponente, marcado con el guarismo 9. Alejandro González suplió su falta de oficio con muchas ganas y un toreo a veces codillero que encandiló por momentos al personal.