Carlos Crivell.- Jerez volvió a la normalidad después del año de José Tomás. Es evidente que el fenómeno de Galapagar no deja sembrado más aficionados tras su paso por las plazas.

Zalduendo mandó una corrida de tres y tres. Los tres primeros muy chicos y los tres últimos más rematados. Casi todos fueron mansos. Solo la nobleza del primero, cuarto y quinto salvó el festejo. Pero fue una corrida muy pobre.

El que abrió plaza fue un toro muy noble con un punto de mansedumbre que permitió a El Fandi torear a placer en una faena muy larga en la que una tanda, ya casi al final, alcanzó el mejor nivel. Antes, toreó con limpieza y mínimas apreturas. Lo había saludado con el capote con lances a la verónica, chicuelinas, y una serpentina. Las banderillas llegaron con el ardor que pone siempre el granadino. La gente vio meter la cabeza al de Zalduendo y llegó a pedir el indulto en un ejercicio absurdo. El Fandi no abusó del asunto pero falló con la espada.

El cuarto tenía mucho cuerpo y pocos pitones. Manseó mucho pero también fue noble. De nuevo hubo variedad con el capote y espectáculo en los cuatro pares de rehiletes. Muy listo, El Fandi aprovechó las querencias para torear sobre la diestra en una labor vistosa. El de Granada se ha convertido en un torero al que gusta ver en los ruedos por su perfecto conocimiento de los terrenos y la variedad de su tauromaquia. Otra cosa es que su toreo sea de mayor o menor calidad.

Cayetano tropezó con un toro antipático en primer lugar. Flojo, siempre se rebrincó en los pases, muy pocos, que intentó el diestro. La faena fue un trámite.

El quinto, noble y que repitió encastado, le permitió realizar una faena de majestad en la primera parte, cuando toreó con la derecha. Cayetano tiene esa virtud que es el empaque, la apostura al torear, la solemnidad en sus movimientos.  Con la izquierda, su labor quedó memos definida, cuando el de Zalduendo estaba minado de fuerzas. En las trincherillas y en uno de la firma reapareció el buen gusto de Cayetano. Tras el espadazo trasero se desató la euforia y paseó dos orejas.

López Simón mató pronto al muy manso tercero, que huyó siempre de la sombra del matador. El toro no quería y queda la duda si López Simón tampoco estaba por la labor. Al desordenado sexto le bajó la mano con la derecha para someterlo. A pesar de ello, el toro siempre quiso irse de la muleta. El de Barajas comenzó con los circulares a las primeras de cambio. La gente estaba encantada, pero a la faena le faltó emoción. Los pases surgieron a destajo con el toro en huida continua. En el ambiente flotó la sensación de que López Simón no está en su mejor momento. El uso de la espada ratificó esta impresión.

Plaza de toros de Jerez, 18 de mayo de 2017. Algo más de media plaza. 1ª de la Feria del Caballo. Seis toros de Zalduendo, terciados, descastados y mansos salvo el 5º. Nobles el 1º y 4º; el 5º, noble y encastado.

Saludó Iván García en el quinto.

El Fandi, de negro y oro. Dos pinchazos y estocada baja (saludos tras aviso). En el cuarto, pinchazo y estocada (una oreja).

Cayetano, de azul pavo y oro. Pinchazo y estocada (silencio). En el quinto, estocada trasera y tendida (dos orejas).  Salió a hombros por la Puerta Grande

López Simón, de tabaco y oro. Tres pinchazos y media caída (silencio). En el sexto, pinchazo, media atravesada y tres descabellos (palmas tras aviso).