Carlos Crivell.- La Feria de Sevilla se ha salvado. Si en 2014 se habló de fracaso absoluto, este año el ciclo sevillano ha salido indemne de la ausencia de cuatro figuras. Es decir, que mucho cuidado deben tener los ausentes porque se ha demostrado que al final nadie es imprescindible, ni en los toros ni en ninguna parte.
La Feria ha tenido unas entradas mejores de lo esperado. Salvo la media entrada del lunes de la semana de farolillo y el de la matinal de rejones, la media ha sido de unos tres cuartos de plaza con varios llenos y dos no hay billetes. Manzanares llenó la plaza en sus cuatro tardes. La empresa ha respirado en la faceta económica, a lo que hay que sumar los ingresos por la televisión.
Ha habido un nivel medio de toros más que aceptable, sobre todo por la mejoría final. Ha sido un ciclo que ha ido de menos a más. En materia de toros las corridas de Fuente Ymbro, El Pilar, Victorino Martín, Núñez del Cuvillo, Jandilla y Miura ha sido las destacadas. Son seis corridas notables. Otra cosa es que los matadores aprovecharan los toros. El fracaso ganadero llevó los nombres de Cayetano Muñoz, Montalvo, Torrestrella, Victoriano del Río y Juan Pedro-Parladé, aunque en estas corridas hubo toros sueltos encastados o bravos.
Los mejores toros de la Feria fueron Mecanizado, de Victorino, y Encumbrado, de Cuvillo. El segundo debería haber sido premiado con la vuelta, como se hizo con el primero. Sus lidiadores no acertaron con la espada y no se les cortó ni una oreja. También aparecen en el cuadro de honor ganadero los nombres de Muñeco, de Cayetano Muñoz; Turulato y Belicoso, de Fuente Ymbro; Portilloso y Alambisco II, de El Pilar; Flechillo, de Juan Pedro; Paquecreas, de Victorino; Rosito, de Cuvillo; Jugarreta, de Jandilla, y Trapero y Barbareto, ambos de Miura.
Los matadores que han destacado son los siguientes: Espartaco y Dávila Miura, ambos en su reaparición en Sevilla; Borja Jiménez, a buen nivel en su alternativa; Joselito Adame, muy firme; Antonio Nazaré, que superó una cogida para cuajar a un buen toro de Fuente Ymbro Pepe Moral, con ansias de triunfo; José María Manzanares, que se llevó dos orejas fáciles en la de Victoriano del Río y perdió cuatro en la de Cuvillo; Finito de Córdoba, autor de una faena de trazos muy bellos; Castella, en mejor tono que otros años; José Garrido, que se peleó con una fiera de Juan Pedro y superó el envite; Antonio Ferrera, enorme con el de Victorino; Manuel Escribano, definitivamente consagrado como un torero completo, y Padilla, siempre entregado.
Se quedan como estaban tras su paso por la Feria espadas como Oliva Soto, Esaú Fernández, Javier Jiménez, Daniel Luque, Lama de Góngora, Enrique Ponce, David Galván, El Fandi y Miguel Abellán. Bajan su cotización Arturo Saldívar, El Cid, Rivera Ordóñez e Iván Fandiño.
No ha habido triunfador porque ningún torero ha cortado las dos orejas a un toro. Podrían haberlo hecho Ferrera y Manzanares pero la espada no funcionó. Las mejores faenas llevaron las firmas de estos dos toreros. En todo el ciclo, desde el Domingo de Resurrección a la de Miura, se cortaron 19 orejas, de ellas siete por rejoneadores y 12 por los matadores de toros.
Dos trofeos fueron para Espartaco, Manzanares y Escribano. Quien más orejas paseó fue el rejoneador Ventura, con tras orejas. El onubense Andrés Romero cortó dos orejas a un toro. Otra fue para Fermín Bohórquez en su despedida de Sevilla, igual que Rui Fernandes. Con una oreja aparecen Borja Jiménez, Joselito Adame, Antonio Nazaré, Pepe Moral. Juan José Padilla y Dávila Miura.
Ha sido una feria de grandes picadores. Los nombres más destacados son los de Juan Francisco Peña, Manuel Jesús Ruiz Román, José Manuel Quinta, Dioniso Grilo, José Antonio Barroso, José Doblado, Josele, Curro Sanlúcar, Domingo García ‘Jabato’, Manuel J. Bernal, Chicharito y Chocolate (no es broma).
Y también hubo grandes toreros de plata. En primer lugar queda Curro Javier, inmenso las cuatro tardes que toreó. A buen nivel Curro Robles, Alcalareño, José Chacón, Javier Ambel, Abrahán Neiro, Lipi, Jesús Díez ‘Fini’, Rafael Rosa y Luis Blázquez.
La autoridad cumplió en general con algunas excepciones. Las corridas estuvieron bien presentadas con la excepción de algunos toros de Juan Pedro Domecq y otros de Victoriano del Río. En el palco, facilidad para los trofeos en la de rejones del día 19, donde sobraron trofeos. Por lo demás, corrección en general.
El ambiente en la plaza se ha deteriorado por la ausencia de aficionados y la llegada de público. Solo en la corrida de Miura la Maestranza recordaba a la de siempre. Hubo muchas peticiones de música que no venían a cuento, por mucho que la banda anduviera en un tono muy desigual. Tocó sin motivo más veces de la cuenta y cortó de forma abrupta los pasodobles cuando los diestros estaban en la cara de los toros. En ese ambiente enrarecido, hubo dos cantaores en el tendido que desentonaron. Es necesario eliminar de forma radical el cante en la Maestranza.
La autoridad debe alertar a los toreros para que no retrasen el paseíllo. Las corridas transcurren de forma lenta y el palco debe buscar fórmulas para agilizar la lidia. No es de recibo que una corrida dure más de tres horas. El público llega tarde a los toros e impide que muchos asistentes puedan ver la lidia del primer toro. Se debe cortar el acceso al tendido cuando el palco saca el pañuelo para que salga el primero.
En resumen, una feria con mejor nivel general. Los toreros ausentes se lo deben pensar en el futuro. Este año su ausencia se ha notado menos y así ocurrirá hasta que nuevos toreros ocupen sus lugares. Sin embargo, el sistema sigue corrupto. Ya han aparecido carteles de ferias y van a torear espadas que no han estado en Sevilla o lo han hecho mal. Mientras que los triunfadores y los jóvenes seguirán en el banquillo. Más tarde o más temprano debe llegar la justicia al toreo. Lo malo es que cuando llegue algunos se habrán lucrado con sus artimañas.