Carlos Crivell.– Una de las noticias de la próxima temporada será la vuelta de Enrique Ponce para despedirse de los ruedos. Se saltará Sevilla por abril y Madrid por San Isidro, aunque es probable que acuda a estas plazas en San Miguel y Otoño. Creo que es una decisión acertada por parte del torero valenciano, que ha sido una figura de época y no podía marcharse de los ruedos por la puerta de atrás. El mundo de los toros le debe el homenaje que su trayectoria bien merece, por lo que esta temporada será de grandes fastos y celebraciones para un torero que, en general, ha puesto a casi todos de acuerdo, siempre con las matizaciones debidas.
El dato más relevante de Ponce es su inteligencia y su capacidad lidiadora, lo que le hace brillar más con el toro exigente que con el noble que hoy predomina en los ruedos. Ponce es un torero de tanta inteligencia que lo que hace parece muy fácil, la difícil facilidad de lo importante, pero que en realidad es muy difícil. Esa facilidad tiene como contrapunto la carencia de emoción, algo que muchas veces se aprecia en la tauromaquia del diestro. De cualquier forma, ha sido el torero de un tiempo del toreo, se ha comprometido mucho con la Fiesta en momentos claves, así el año de la pandemia, por lo que los buenos aficionados seguro que saben valorar su trascendencia en esta vuelta que va a darle a España y Francia como retirada definitiva de los ruedos. Y esto lo firma quien no ha sido un confeso poncista, pero la verdad no tiene más que un camino, así que bienvenida esta vuelta al escenario de los sueños.