Jesús Sánchez Ortiz.- Viendo los carteles de las ferias taurinas que se aproximan, siento verdadera vergüenza ajena cuando veo los toreros acartelados. Asó ocurre en Málaga, Santander, Huelva, San Sebastian, Valladolid, El Puerto, etc. etc.

Que toreros como Borja Jimenez, la novedad y verdad del momento; el héroe de Manuel Escribano, a portagayola por toro; Adrián de Torres, que gustará más o menos, pero tiene su mérito. Y, por último, los artistas: Juan Ortega, Daniel Luque y no caigo en alguno más que, seguro que los hay, sufran el juego de cromos de sus mentores, es la vergüenza del toreo actual.

Con un torero, que es el que nos tiene locos a todos de verdad con su bendita locura, el cigarrero Morante de la Puebla, en retirada obligada, que siga siendo anunciado a bombo y platillo en todas las próximas ferias, demuestra que esto está podrido de verdad.  Es verdad que, a lo mejor para esas fechas, está recuperado, pero no es lo más seguro ni aconsejable.  Esa enfermedad necesita reposo, aislamiento y vivir otra vida que no sea la del riesgo diario.

Se da el caso de que algunos, hasta son anunciados dos tardes, como es el caso de el Puerto de Santa María. Y no es que no lo merezcan, pero, por Dios, abran ustedes los carteles y déjense de mercantilismos y permitan que el toreo siga siendo libre y no irracional.

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