Lujo en la alternativa de Cayetano
El sábado fue un día cargado de fuertes emociones. Ronda vivió la ceremonia del doctorado de un nuevo Ordóñez, de nombre Cayetano y de primer apellido Rivera. La ciudad se vistió de lujo y oro para ser parte de un día que quedará para la historia. El futuro empieza ahora. Tienes las condiciones para ser un torero grande. El paso del doctorado ha sido saldado con suficiencia.
Cayetano y Francisco se fundieron en un abrazo sin decirse nada. Sobraban las palabras. Ellos no tenían nada que decirse. Sus pulsos acelerados se lo estarían contando todo. Los que tenían la dicha de estar presenciado el momento lo grabaron en su rincón más íntimo. Se convirtió en matador de toros casi sin ningún parlamento. Después del largo abrazo llegó el intercambio de trastos y la ceremonia estaba consumada. Era la escena que todos habían acudido a presenciar en directo. Pero la tarde rondeña tuvo otros contenidos antes y durante un festejo de larga duración. Se trataba, aunque en algún momento no lo pareciera, de una corrida de toros.
Ronda fue fiel a su prestancia y señorío. El gentío abarrotó las calles en torno a un acontecimiento que había reunido a casi todo el mundo. La L edición de la Goyesca llenó la plaza, más que nunca, y colapsó las calles. Los que tenían entrada llegaron con cara de felicidad, mientras que los que no la poseían los miraban con envidia. Es un espectáculo habitual Ronda. El festejo se celebra en la plaza y en la calle. Tan importantes son los que entran como los que los miran atónitos.
Pero todo ese ambiente de lujo, modelos de precios altos y arrebato se frenó en la plaza en parte por culpa de los toros. Los preliminares, con los coches enjaezados y las bellas rondeñas con sus típicos trajes, fueron una explosión de bellos colores. Después sonó el clarín y salió el toro. La corrida de Zalduendo no respondió a lo que podía esperarse de este prestigioso hierro. Este detalle de una corrida a modo, cómoda y recogida de pitones, y de poco juego marcó las ansias de los aficionados (algunos había entre los que llegaron hasta la ciudad del Tajo), pero no frenó la desorbitada marea de orejas que cortaron los hermanos Rivera en esta histórica tarde.
Sin ir más lejos, el de la alternativa fue manso, tenía pocas fuerzas y parecía descoordinado de los cuartos traseros. Doctores tiene el toreo, pero dentro del lote de Cayetano no parecía el de mejores hechuras, lo que hubiera sido lógico para la alternativa. Se cumplió un tercio de varas de simple trámite para que Francisco y Cayetano se abrazaran en el tercio de la plaza en la ceremonia del doctorado. El nuevo matador de toros brindó a su hermano y ahora el parlamento fue más largo.
El de Zalduendo no se sumó a la Fiesta. Se refugió en las tablas y Cayetano apenas pudo dibujar algunos naturales de corte exquisito en una labor de mucha voluntad y algunos nervios. Se cantaron con estruendo los pases de mejor corte y, cuando acabó de una estocada defectuosa, se le concedieron dos orejas como regalo de alternativa. No era para tanto, pero es evidente que la elegancia social del regalo es también digna de admiración.
El segundo del toricantano tampoco fue bueno. Fue un astado de embestidas agobiantes y descompuestas. Los dos hermanos se preocuparon de recordar a sus antecesores sobre el albero. Así, Francisco puso banderillas en sus dos primeros toros y miró al tendido al torear de muleta, en recuerdo expreso a Paquirri. Cayetano toreó de capote con lances rodilla en tierra en homenaje al abuelo Antonio, el gran gestor de la Goyesca.
La faena al cuarto (se había vuelto al turno normal de antigüedad) fue de novillero entregado. El toro le apretó mucho porque tenía un fondo encastado. Cayetano buscó ligar los pases por abajo, aunque ello le costó algún achuchón e incluso algún revolcón. Pero entre tanto agobio de un toro que hizo hilo al torero casi siempre, Cayetano dibujó derechazos muy lentos y algunas trincherillas gloriosas. Sin embargo, a esas alturas de la tarde aún no se había podido contemplar la majestuosidad de Cayetano.
A la hora del brindis en la faena del sexto, Cayetano se fue a la puerta de toriles donde están enterradas las cenizas del maestro de Ronda Antonio Ordóñez. La emoción impidió que la plaza respondiera como se podía esperar de un momento tan especial. El toro tuvo tanta nobleza como falta de raza. El nuevo espada toreó con buen gusto en una faena incompleta ante la escasa condición del animal. Le echó mucha voluntad al envite y lo mató de un pinchazo y una soberbia estocada, tal vez lo mejor de toda la tarde
Francisco Rivera se enfrentó al mejor lote en conjunto. El que se lidió como segundo fue un toro algo violento. A este animal lo picó el veterano Francisco López, El Largo de La Algaba, en un gesto que honra a Francisco Rivera que le ofreció esta forma de decir adiós a su profesión. La faena tuvo el soporte de la izquierda con algunos pases templados y de buen corte. Mató también de forma defectuosa y la oreja fue como si la plaza quisiera animar al torero. En estas corridas tienen que cortarse orejas; el lujo que las envuelve exige despojos para la autosatisfacción de los que han pasado por taquilla o los que no han pagado, que viene a ser lo mismo.
La faena al tercero fue de mayor calado. Rivera hizo un quite poco frecuente en su carrera: toreó por chicuelinas. Tanto a este toro como al anterior les puso banderillas con mucha voluntad y desigual acierto. Los pases sobre la diestra a media altura tuvieron buen aire, pero fue en un circular invertido ligado con el de pecho cuando la plaza estalló de júbilo. Esta faena fue rematada de otra estocada y el animal murió como bravo en el centro del ruedo. Ahora llegaron a su poder las dos orejas. Francisco fue feliz en la vuelta en compañía de su hija Cayetana y otros menores de su familia.
También fue un toro noble el quinto. Rivera hizo una faena de mucho temple. Parecía que ya tenía la tranquilidad de la corrida resuelta, el triunfo de ambos hermanos se había logrado, y se puso a dar muletazos para su propia satisfacción. Algunos naturales fueron exquisitos. Se había relajado y sólo tenía que matarlo bien, pero falló de forma reiterada y se quedaron las orejas en el limbo.
A pesar de las orejas, la corrida tuvo más envoltorio que contenido. No era el día de sacar ninguna conclusión. No era la ocasión para un examen. Cayetano será lo tenga que ser, lo que quiera ser según su capacidad y su afición, porque de lo que nadie duda es que posee las condiciones para ser un excelente torero. Tiene un empaque único, es torero en sus gestos y ademanes y vive su profesión con seriedad. El futuro empieza ahora para Cayetano. La corrida de ayer, con tanto boato y tanta exageración en todo, ha sido el paso necesario para que un nuevo matador de toros camine por el escalafón. Ahora, él tiene la palabra.
FICHA DE LA CORRIDA
Seis toros de Zalduendo de presencia justa y de juego variado. Fueron más completos el quinto y el sexto. el primero, manso y flojo; brusco, el segundo; noble y poca casta, el tercero; el cuarto fue manso, descastado y complicado. Una corrida lejos del lujo de la ocasión.
Rivera Ordóñez: una oreja (estocada trasera y baja), dos orejas (estocada trasera) y saludos (cuatro pinchazos, media estocada y descabello).
Cayetano (alternativa): dos orejas (estocada trasera y baja), una oreja (media estocada) y una oreja (pinchazo y buena estocada).
Plaza de Ronda, 9 de septiembre de 2006. L Corrida Goyesca. Lleno de no hay localidades. Cayetano tomó la alternativa de manos de su hermano Rivera Ordóñez con el toro Justiciero, nº 46, negro mulato, de Zalduendo, Rivera y Cayetano salieron a hombros por la Puerta Grande.
^* Tarde de brindis emocionantes
El paseíllo se realizó quince minutos después de la hora anunciada para el comienzo del festejo. El habitual desfile de coches enjaezados con la reinas de la Fiestas dedicadas a Pedro Romero ocupó mucho tiempo. O parecía que era mucho tiempo ante la ansiedad del público para ver en el ruedo a Francisco y Cayetano.
Francisco iba vestido de lila con bordados en azabache. El diseño del traje era obra de Francisco Rodríguez, hermano del mozo de espadas Nacho, y sólo tenía como elemento diferenciador el bordado del hierro de la Paquirri. Cayetano llevaba un traje liviano de color turquesa con pocos bordados en azabache.
Entre tantos momentos emocionantes, el de los brindis fue especial. En toro de la alternativa, de nombre Justiciero, se lo brindó Cayetano a su hermano Francisco. Además del abrazo, en esta ocasión hubo algunas palabras del toricantano para su hermano mayor. El segundo se lo dedicó a todos los presentes.
El brindis del tercero de su lote, último del festejo, fue especial. Se fue a la puerta de toriles, justo donde en su día fueron enterrados los restos de su abuelo Antonio Ordóñez y se arrodilló para brindar ese toro. Emoción incontenida.
Francisco Rivera también brindó sus tres toros. El primero que lidió fue para su actual novia Blanca Martínez de Irujo. El segundo fue para el público, aunque fue compartido con una dedicatoria al cielo. Tantos ausentes en una fecha tan solemne tuvieron su brindis. El tercero que mató fue para su hija Cayetana Rivera, que estuvo toda la corrida en el callejón en una sillita espacialmente acondicionada para ella y acompañada por su tío Cayetano Martínez de Irujo.
** Famosos y toreros en Ronda
La corrida Goyesca ha sido siempre un punto de reunión de personajes del toreo y de la farándula. En esta ocasión lo fue con mayor motivo. Había mucha gente del toro, como Ricardo Gallardo, propietario de Fuente Ymbro; Carlos Núñez, Borja Domecq, el de Jandilla; Fernando Domecq, que lidió su corrida de Zalduendo; Martín Lorca, empresario de Málaga y también ganadero; Álvaro Domecq Romero, de Torrestrella; Fermín Bohórquez y José María González de Caldas.
No faltaron toreros, como Espartaco, mentor de Cayetano; Curro Vázquez, tío y apoderado del nuevo matador, Pepe Luis Martín, Miguel Báez “Litri”. En una grada alta se ubicó Curro Romero junto a su esposa Carmen Tello. Rafael de Paula también se acomodó en un tendido bajo.
La duquesa de Alba fue entre un gentío por las calles de Ronda. Faltó algún representante de la casa Real. La Infanta Elena había anunciado su presencia, pero finalmente no asistió. En las calles Ronda se instaló un gentío cercano a siete mil personas para ver el desfile de famosos. La corrida fue presencia en circuito local de televisión por todos los rondeños en una decisión muy alabada por todos.
Asistieron los ministros de Exteriores y de Fomento, José Antonio Moratinos y Magdalena Álvarez. Cayetano Martínez de Irujo se ocupó de atender a Cayetana Rivera, vestida de goyesca en tonos naranja con un traje similar a otro que llevó en su día su abuela Carmina. Entre los tendidos y el callejón se dejaron ver Carolina Herrera, la ganadera Silvia Camacho, el periodista José María García, Juan Antonio Gómez-Angulo, el periodista Carlos Herrera con su mujer, Mariló Montero, la esposa de José Antonio Campuzano, Guadalupe Vega y el abogado sevillano Joaquín Moeckel.
Los hermanos de los protagonistas no se perdieron la corrida. Francisco José Rivera Pantoja la vio en el callejón junto a Espartaco, mientras que Julián Contreras estaba en el tendido.
El palco maestrante estuvo presidido por el teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Ronda, marqués de Salvatierra, estuvo acompañado de su esposa, Soledad Becerril. También ocupó lugar en el palco Alfonso Guajardo-Fajardo, el teniente de Hermano Mayor de la Maestranza de Sevilla. El diputado Juan Manuel Albendea ocupó plaza en este espacio maestrante.