Carlos Crivell.– Siete novillos y siete novilleros. La programación era de largo metraje. Este tipo de festejos, además de largos, presentan el problema de un solo novillo por cabeza, lo que limita mucho las posibilidades de cada lidiador.
A los chavales que abrieron la feria de Málaga le echaron una corrida de toros de muchas plazas. No está mal, pero muchos se temían que en esta misma feria salgan corridas de toros con menos trapío. Fue una buena piedra de toque. La novillada fue cualquier cosa menos fácil. Los que no fueron mansos desarrollaron genio. En general, encastados y para poderles mucho, lo que no es habitual en estas fechas. Vaya por delante el respeto a los jóvenes que pusieron sobre el albero lo mejor de su estilo con un solo novillo.
A Ginés Marín le sobra el oficio. Parece que está ya para empresas mayores. El que abrió plaza, encastado y difícil, encontró un torero asentado que fue creciendo cuando acertó a ligar por abajo las embestidas del de Peña. Así logró una faena a la que no le faltó de nada y le sobró medida en el tiempo. En un quite al séptimo por chicuelinas dejó su impronta de buen torero.
Varea tropezó con un novillo soso. Como el de Castellón es frío como una noche de diciembre, el conjunto no resultó muy brillante. Dio muletazos con voluntad en una faena que no alcanzó muchos vuelos.
La tarde se animó con el peruano Joaquín Galdós, que saludó a su novillo con lances de rodillas. Al cuarto fue atropellado con saña. Se pudo apreciar que llevaba una herida «leve» en el escroto. No se amilanó y realizó una faena meritoria a un novillo manso que apretó mucho para las tablas. El toreo al natural con mando fue de lo mejor de una faena en la que le puso toda la voluntad del mundo. Se atascó con la espada y se fue a la enfermería con una ovación de la plaza.
El mexicano Leo Valadez estuvo airoso con la capa y colocó tres pares con soltura. Su faena, con otro novillo que exhibió brusquedad por el pitón izquierdo, se compuso de detalles sueltos con algunos muletazos más conseguidos dentro de una labor que no fue brillante.
José Antonio Lavado es un chaval valiente. Su novillo se desplazó y estuvo firme para conseguir mucha vibración. Por encima de otras cualidades, valor y firmeza. Hubo algunos desarmes, pero acabó con rabia como si quisiera comerse al astado. Lo mató de forma fulminante y paseó un trofeo.
Como final, dos muchachos que debutaron con picadores. El sevillano Jesús Álvarez no se arredró con un novillo grande al que templó mucho con la derecha. El astado fue acortando su viaje y a Álvarez solo le quedó demostrar su valor en el toreo de cercanías.Acabó con manoletinas y perdió la oreja en un pinchazo antes de la estocada.
Todo acabó muy tarde. Todo debe tener su medida, que son seis reses. El rondeño Javier Orozco debutó con caballos y casi tomó la alternativa en la misma fecha. Alto y emplazado salió el séptimo. La noche se embarulló con el derribo del piquero, que luego se vengó del animal. Llegó a la muleta midiendo y recortando. Una papeleta para un debut. Orozco, torero ortodoxo, quiso torear y resultó cogido de forma aparatosa, sufriendo «una cornada grave en el muslo de 12 cm.» . Un final así era la guinda negativa de un festejo muy duro para los noveles aspirantes.
- Plaza de toros de la Malagueta, 16 de agosto de 2015. 1ª de Feria. Menos de media plaza. Siete novillos de Fernando Peña, muy bien presentados y de juego variado. 1º, encastado; 2º, manso y soso; 3º, manejable por el izquierdo y manso; 4º, manso con genio; 5º, con buen pitón izquierdo; 6º, noble a menos; 7º, difícil y complicado.
- Ginés Marín, de rosa palo y oro, estocada atravesada y tres descabellos (saludos tras aviso).
- Varea, de grana y oro, pinchazo y media tendida (silencio).
- Joaquín Galdós, de tabaco y oro, pinchazo, estocada trasera y cuatro descabellos (saludos tras dos avisos). Fue asistido en la enfermería de una herida en el escroto, de pronóstico leve.
- Leo Valadez, de blanco y oro, media estocada (saludos).
- José Antonio Lavado, de rioja y oro, media estocada (uan oreja).
- Jesús Álvarez, de lila y oro, pinchazo hondo y estocada (vuelta al ruedo).
- Javier Orozco, de azul y oro, cogido en la faena de muleta. Remató Ginés Marín de pinchazo, media y dos descabellos (silencio). Pasó a la enfermería con una cornada en el muslo de pronóstico grave.