Carlos Crivell.– Lo de Emilio de Justo en la Picassiana ha sido reventar la Feria a las primeras de cambio. Cuatro orejas, que pudieron ser cinco, puerta Grande Manolo Segura, pero por encima de todo fue una tarde de una dimensión de figura grande del toreo en los tres toros a los que se enfrentó.

Todo comenzó con el segundo, toro hermoso de hechuras, manso en los primeros tercios, pero encastado en la muleta segura y poderosa del extremeño. El toro embistió con codicia y De Justo compuso una faena pletórica de mando y temple, ligando los muletazos, con mando, siempre por abajo, todo ello no exento de un buen componente estético. Con un toro tan alegre y un torero tan entregado, la emoción fue intensa, pero se desbordó la hora de la suerte suprema, una estocada colosal, de lo mejor del año en cuanto a estocadas que hemos presenciado. Las dos orejas fueron indiscutibles.

Lidió el toro cuarto en lugar del lesionado Cayetano. En quites, tanto De Justo como Pablo Aguado interpretaron la chicuelina en distintas versiones, ambas toreras y llenas de gracia. Le costó al principio tomarte el ritmo al toro, algo discontinuo, por lo que se produjeron algunos enganchones. Mejor por la derecha, con el toro ya apaciguado, en la que el torero se desmayó con muletazos bellísimos. Aún toreó con la muleta en la derecha sin la ayuda. Y de nuevo, una estocada en la yema.

Cerró la tarde con el segundo de lote, un toro simplemente noble, con las fuerzas y la raza justas, pero al que le hizo una faena enorme, ya por la forma de colocarse y ligar los pases, ya por el buen gusto que imprimió a cada muletazo. La tanda final con la derecha con uno pecho ligado fue sensacional. Ahora la espada cayó baja y el toro se amorcilló. Una faena de dos orejas rotundas se quedó un solitario trofeo. Fue una tarde completa, por encima de sus oponentes, que fueron buenos, pero ni el encastado fue fácil ni los más nobles regalaron nada.

Pablo Aguado completó una tarde llena de detalles de calidad sin poder completar faenas unidas. Sus dos toros fueron nobles, pero muy escasos de raza, como le ocurrió al tercero, que a los dos muletazos se cansaba de embestir. Aguado dejó trazos de mucha belleza, aunque algo inconexos. La faena al quinto fue más interesante, porque resurgió el toreo de cadencia y suavidad en algunos pasajes, como alguna trincherilla preciosa. No estuvo fino con la espada,

Cayetano se enfrentó al primero con las habituales muestras defensivas de su toreo. El toro no humilló nunca, el espada mandó parar a la banda y todo fue impreciso y sin apreturas, Cuando trataba de cuadrar al toro sufrió un golpe en el codo izquierdo, Muy dolorido, pasó a la enfermería. En el hospital le diagnosticaron la fractura del radio del brazo izquierdo.

Plaza de toros de La Malagueta, 15 de agosto de 2024. Segunda de Feria. Corrida Picassiana. Dos tercios de plaza. Seis toros de Torrealta, bien presentados y de buen juego con matizaciones. Hubo nobleza, mansedumbre en los primeros tercios y un toro, el segundo, manso pero muy encastado.

Cayetano, de gris perla y dibujos picassianos. Dos pinchazos y estocada tendida (silencio). No mató a su segundo toro por lesión.

Emilio de Justo, de negro y azabache. Gran estocada (dos orejas). En el cuarto, estocada (una oreja). En el sexto, estocada caída y descabello (una oreja tras aviso).

Pablo Aguado, de sangre de toro y azabache. Media estocada (silencio). En el quinto, pinchazo, media estocada y dos descabellos (silencio tras aviso).

Cayetano pasó a la enfermería después de matar al primero, Se ha confirmado que presenta fractura de radio de brazo izquierdo. Emilio de Justo salió a hombros por la Puerta Grande. La plaza estaba adornada con motivos picassianos obra de Pablo Sandoval. Amenizó el espectáculo la banda Sinfónica de Málaga, acompañada por una soprano y un barítono.