Tres artistas se citaron en La Malagueta, pero no hubo toros para cincelar grandes obras de arte. Solo un toro fue una buena piedra para esculpir el toreo, el primero, al que Diego Urdiales toreó con mimo y calidad, un punto por debajo de la nobleza y la raza del animal de nombre Vencido.
Llegaba el riojano para cubrir el hueco insustituible de Morante, al que todos esperamos el miércoles, como quien espera la lluvia en tiempo de sequía. Urdiales confirmó una vez más que muy buen torero, pero a ese primero debió de torearlo con más intensidad, con menos altibajos. El toro siempre acabó con la carita alta y a la faena le faltó continuidad, pero los detalles fueron de enorme calidad. Lo mató de una desprendida y se pidió la oreja por mayoría, pero el palco se negó. Hay dos matices. La petición era mayoritaria y debió darla: otra cosa es que, posiblemente, no era de oreja para una plaza de primera. Urdiales dio dos vueltas al ruedo en desagravio.
El cuarto no le dejó hacer nada. Era un toro decadente sin fuerzas que bien pudo haberse ido a los corrales. El público, muy enfadado, no le dejó intentarlo.
Fortes torea en el patio de su casa en La Malagueta. Antes de empezar la corrida le entregaron en Capote de Paseo como autor de la mejor faena del pasado año. El primero de su lote fue otro toro atascado sobre el albero, carente de vida. Fortes lo suplió con valor seco y sereno, robó algunos muletazos de buen trazo, aunque era imposible redondear faena.
La lidia del quinto deparó momentos muy emocionantes. En su turno de quites, Pablo Aguado se recreó en tres verónicas insuperables, por su ritmo, cadencia, lentitud y temple. La media fue descomunal. A un torero como Fortes le hirvió la sangre y se fue a replicar. En la primera verónica, sobre el pitón izquierdo, fue cogido de forma aparatosa. No pasó nada. Pero la emoción estaba servida. El toro no quería nada por el pitón izquierdo. Fortes se la puso por la derecha y lo pasó con limpieza. También se la ofreció por el pitón conflictivo, el izquierdo y logró mandar en la embestida y llevó la emoción al tendido. Faena de mucho mérito, porque le echó valor y temple a su labor. La remató bien con la espada y paseó el único trofeo de la tarde.
Dicho queda que Aguado inmortalizó un quite sensacional en el quinto. Antes, en la lidia del tercero, un animal mirón y descastado, lo intentó con entrega, incluso superior a la que se puede esperar de un artista. Su mejor faena fue la del sexto, con tandas limpias con empaque, ante otro toro venido a menos. Era faena de premio, pero ahora estuvo bastante desafortunado con la espada.
Plaza de toros de Málaga, 18 de agosto de 2025. Quinta de Feria. Casi lleno. Seis toros de Torrealta, correctos de presentación y de escaso juego por falta de raza y fuerzas. Se salvó por nobleza el blando primero.
Diego Urdiales, de caña y azabache. Estocada desprendida (dos vueltas tras petición). En el cuarto, estocada caída (saludos).
Fortes, de tabaco y oro. Estocada trasera (saludos). En el quinto, estocada (una oreja).
Pablo Aguado, de azul marino y oro. Media estocada (saludos). En el sexto, cuatro pinchazos t media estocada (silencio).
Fortes recogió el Capote de Paseo como autor de la mejor faena el pasado año. Saludaron en las banderillas del sexto Joselito Rus y Sánchez Araujo.