Manuel Martín Morilla cuajó una buena actuación en la Maestranza el pasado jueves, cortando una oreja del sexto novillo del festejo, y lo que es más importante dejando un gran sabor de boca entre los aficionados y ganas de volver a verle. Bastaron unos cuantos muletazos para que el nombre de Martín Morilla esté presente desde entonces en todos los corrillos taurinos. Personalidad, gusto, naturalidad a la hora de torear son sólo algunas de las virtudes que se vislumbraron en el joven torero de Morón de la Frontera hace unos días en el Coso del Baratillo.

¿Estás todavía en un sueño después del triunfo y la gran faena del pasado jueves en Sevilla?

“La verdad que sí, porque desde niño soñaba no solamente con triunfar sino con poder sentir a Sevilla. Sentirme toreando y poder expresarme, y creo que el otro día lo pude conseguir”.

Aunque como es obvio haya muchas aspectos que mejorar y corregir, ¿Estás satisfecho en conjunto con tu actuación en la Maestranza?

“Como bien has dicho hay muchas cosas que mejorar y que faltaron por hacer, pero lo que me llevo de ese día es que pude expresar, al menos un poco, cómo siento el toreo, con mis defectos y mis virtudes”.

El novillo de Chamaco que te tocó en segundo lugar tuvo bastantes cualidades, como la nobleza, la obediencia, la clase y el ritmo en la embestida, por citar sólo algunas, fundamentalmente por el pitón izquierdo.

“Sí, tuvo muchísima nobleza y muchísimo ritmo al embestir. Desde el capote ya vi que hizo un par de gestos por el lado izquierdo que me hicieron pensar que podía romper hacia delante por ese pitón”.

Siendo éste un animal bueno, que tenía cualidades para hacer el toreo, había que adaptarse a él, cogerle la velocidad, que no hubiera tirones sino al contrario, mucha suavidad, temple y engancharlo prácticamente sin toques, con el simple movimiento de la muleta. Si no se le hubieran hecho las cosas tan bien, el novillo seguramente se hubiese acabado enseguida.

“El animal también necesitaba eso, la misma dulzura que tenía al embestir imprimírsela en el momento de engancharlo y conducirlo. Intentar torearlo con la mayor suavidad posible. Cuando los novillos tienen esas cualidades agradecen que se les hagan las cosas así, con temple y despacio”.

 

Quizá lo que le pudo faltar al astado fue algo más de motor, de empuje, porque si lo hubiese tenido posiblemente habría sido faena de dos orejas.

“Posiblemente. Pero la verdad que tuvo 15 o 20 muletazos, y por eso mismo había que aprovecharlo pronto antes de que él se acabara”.

Le diste varias tandas de naturales extraordinarios, llegando a ralentizar la embestida del novillo, que es lo más difícil que hay. Cuando uno torea así, como sueña y siente el toreo y saca lo que lleva dentro en una plaza como la Maestranza, supongo que las sensaciones interiores como torero serán de una felicidad total y plena, porque al final lo que se quiere y lo que se busca es poder expresarse delante del público, y si eso sucede en un lugar como Sevilla, mucho mejor.

“Totalmente. Como he dicho antes, yo soñaba con eso desde pequeño, con expresarme en Sevilla. Nada más echarse el novillo, yo pensé interiormente me he vaciado con él. Más allá de lo numérico, que es muy importante, esas sensaciones son las que realmente dan sentido al toreo, lo puro y auténtico”.

Para cuajar una obra tan importante y que la gente te vea, al menos mínimamente, cómo eres como torero, imagino que hay que aparcar un poco los nervios, la responsabilidad del compromiso, olvidarte de todo, para que tus sentimientos fluyan con naturalidad y se transmitan así a los tendidos.

“Sí. Hubo momentos en la faena en que me olvidé de la técnica, de los conocimientos, preocuparte de que fluya el toreo que llevas dentro y de sentir todo lo que le hagas al animal”.

Un torero tan joven, como es tu caso, que ha debutado con picadores esta temporada, en concreto el pasado mes de marzo, ¿Cómo consigue mentalizarse para afrontar una cita tan relevante como la de la Maestranza, para que la presión y el miedo escénico te dejen ser tú como torero y que incluso alcances el control sobre ellos?

“Debuté con picadores en marzo y no he podido torear nada más hasta el compromiso de Sevilla. En mi caso, he suplido la falta de actuaciones en la plaza con una preparación más intensa todavía en cuanto a entrenamientos, mentalización, toreo de salón y en el campo todo lo que se ha podido”.

La oreja que cortaste el jueves en la Maestranza es importantísima, porque siempre hay que intentar puntuar en los grandes escenarios que se pisan, pero también es trascendental dejar buen ambiente entre los aficionados, que tengas ganas de verte en la plaza la próxima vez que te anuncien.

“Dejar ambiente, que los aficionados y los profesionales tengan ganas de volver a verme, me motiva aún más que las orejas en sí. Que la próxima vez que haga el paseíllo puedan comprobar que hay una mejoría en mi toreo, una evolución constante. Al final, eso es lo que quiero y lo que busco”.

¿Qué te aporta como torero tener a tu lado a un maestro como Jesulín de Ubrique?, Imagino que sus consejos y su experiencia serán fundamentales para ti, sobre todo como decimos para crecer y evolucionar.

“Tener a tu lado a una figura máxima del toreo es importantísimo, porque todo consejo y toda aportación suya, con sus vivencias y su experiencia, siempre es positivo, tanto a nivel personal como profesional. Hay cosas que él por su oficio las ve antes que tú, y que te las diga es algo fundamental. Rodearse de gente buena, contar con un entorno que sume, que te ayude, es clave”.

¿Piensas que este triunfo en Sevilla te abrirá las puertas de algunas plazas y de las ferias de novilladas esta temporada?

“Quiero pensar que sí. Ojalá que sea así. Esperemos meter la cabeza en algunas de esas ferias”.

Para finalizar, ¿Cuál es el objetivo o la meta principal para este año, teniendo en cuenta este éxito en la Maestranza?

“Que podamos entrar en las ferias de novilladas y posicionarme como novillero revelación de esta temporada”.