El 19 de abril de 1999, hace 21 años, salió Morante de la Puebla por primera y única vez por la Puerta del Príncipe. Es un balance muy corto para las expectativas que despertó el torero de La Puebla. La importancia de un torero, eso es evidente, no se puede medir por el número de puertas del Príncipe, pero es un dato significativo. Aquella tarde del 19 de abril de 1999 abrió la esperanza acerca de lo que podría conseguir en el futuro. Hasta ese momento, Curro Romero y Espartaco tenían cinco salidas en su historia. El torero de Espartinas sumaría otra salida en 2015 en la vuelta a Sevilla para salvar el abono en los años del boicot de las figuras a la Maestranza. Cuando el torero cigarrero salió a hombros tenía 19 años. Con esa edad, se tenía por seguro, dadas las características de su estilo torero, que lograría superar con el tiempo a Curro y a Espartaco. No ha sido así. Con 40 años cumplidos, siempre con la esperanza de que aún tiene posibilidades de ofrecer tardes de gloria a la afición, esa marca de salidas por la Puerta del Príncipe se antoja difícil de mejorar.
Morante de la Puebla despertó la ilusión de los aficionados desde que comenzó a torear sin picadores por Sevilla y Huelva. Se presentó en Sevilla como novillero de 10 de abril de 1996, cuando tenía 16 años. Repitió como novillero dos tardes en 1997. Fueron tres festejos en los que confirmó todas las expectativas creadas. Se podía esperar que el paso de novillero a matador de toros tuviera como escenario la plaza de toros de Sevilla, pero ese mismo año de 1997, con 17 años, tomó la alternativa en Burgos el día 29 de junio de 1997, con César Rincón de padrino y Fernando Cepeda como testigo y toros de Juan Pedro Domecq.
La temporada de 1998 fue triunfal para Morante en Sevilla. En las tres tardes en las que hizo el paseíllo cortó orejas, aunque la del 21 de abril de 1998 con toros de Gavira supuso un toque de atención muy fuerte. Todo culminó en la siguiente temporada con la tarde del 19 de abril y la salida a hombros.
Morante solo tiene en su trayectoria esa salida a hombros por la del Príncipe, pero la realidad es que ha estado a punto de lograrlo en otras ocasiones. Ya en 1998, en la mencionada corrida de Gavira, lo pudo lograr. En la corrida celebrada el 29 de abril de 2000, con una corrida de Victoriano del Río, Morante le cortó las dos orejas a su primer toro. En el seto, al comienzo de la faena, cuando toda la plaza empujaba al torero para cortar esa tercera oreja, sufrió una cornada muy grave cuando citó con la muleta plegada delante de la gran puerta de la Real Maestranza. Era día de salida a hombros, pero el destino lo mandó a la enfermería.
A lo largo de su amplia relación con Sevilla, Morante ha tenido otras ocasiones de alcanzar esa soñada salida a hombros. Así ocurrió el 23 de abril de 2007, día en el que cortó las dos orejas a un toro de Núñez del Cuvillo. También le cortó las dos orejas a otro toro de Cuvillo el 15 de abril de 2016.
Morante ha toreado en la Maestranza 3 novilladas, 3 festivales y 53 corridas de toros. Ha cortado 17 orejas en las corridas de toros, además de dos orejas en las tres novilladas. En sus tres festivales no ha logrado tocar pelo.
De aquella corrida nos quedan los textos que cantan la excelencia del toreo de Morante. Así, escribió Joaquín Vidal en El País:
“Morante de la Puebla abrió la famosa Puerta del Príncipe. Con todo merecimiento la abrió y por allí le sacaron a hombros, rodeado de una multitud enfervorizada que le aclamaba «¡Torero!». La Maestranza, tan orejista y aplaudidora hogaño, había visto torear de verdad. Había visto cuajar dos faenas importantes, inspiradas y emotivas, a un torero de una pieza. Dos faenas de distinto corte pues de distinta condición eran los toros. Dos faenas en las que derrochó torería y en las que hubo de arriesgar el físico para alzarse con el triunfo total”.
Según Manolo Viera:
“¡Torero! Así le aclamaban los que con prisas llegaron a la emblemática puerta maestrante para ver pasar por su arcada al diestro de la Puebla. Morante abrió y salió por la Puerta del Príncipe con toda justicia, tras dejar en el ruedo la estela de la más pura tauromaquia. Antológica faena al tercer toro de la tarde, y épica, de valor y técnica al sexto. Dos conceptos del toreo. Dos faenas diferentes de auténtico torero.
Supo Morante de la Puebla hacerse muy pronto con la noble embestida del de Guadalest. Emanó el toreo en los ayudados, en la hondura de los naturales y en los excepcionales remates de pecho, para poner la firma a tan excelsa faena con trincherillas y kikirikís del más puro estilo sevillano. Las dos orejas fueron justo premio a tanta torería.
Dejó Morante entreabierta la del Príncipe. Necesitaba con el sexto el empujón definitivo. Y salió el último de la tarde, reservón, esperando, muy complicado el toro de Guadalest. Había que arriesgar y arriesgó el torero. Aguantó gazapeos, tornillazos, y en los medios le pudo con muletazos mandones, dominando la incierta embestida del bronco toro. Estocada de época y oreja necesaria para salir en volandas hacia la gloria”.
Se han cumplido 21 años de aquella tarde inolvidable. La acompañaron Litri y El Cordobés con toros de Guadalest. Se vistió de grana y oro y presidió la corrida don Gabriel Fernández Rey. Fue tal día como hoy, entonces lunes del alumbrao, cuando Morante saboreó pro primera y última, de momento, la Puerta del Príncipe.