El matador de toros José Antonio Morante de la Puebla se ha cortado la coleta esta tarde en el centro del ruedo de la plaza de toros de Madrid. En algunos mentideros taurinos se especulaba con que el torero cigarrero tomaría esta decisión en esta emblemática fecha del 12 de octubre, un día en el que ha toreado por la mañana el festival en homenaje a Antoñete y por la tarde la corrida final de la Feria de Otoño.
Morante había trabajado con denuedo para que le fecha del 12 de octubre resultara histórica. Por su iniciativa se ha erigido un monumento al diestro Antoñete en la Puerta Grande de La Ventas. Todo ha corrido a cuenta del maestro de La Puebla, que organizó un festival por la mañana, en el que actuaron viejas glorias como Curro Vázquez, César Rincón o Frascuelo, además de Pablo Hermoso, el propio Morante, Enrique Ponce y la novillera Olga Casado. La mañana resultó espléndida y Morante toreó un toro ensabanao como el famoso Atrevido de Osborne que cuajó el gran Antoñete.
En los prolegómenos del festejo de la tarde. Juan Carlos Morante le aflojó la castañeta. Ese detalle, inadvertido en su momento, tiene ahora mayor relevancia. Se había vestido de lila y oro, un homenaje al maestro madrileño. Confirmó la alternativa a Sergio Rodríguez y se enfrentó al primero de su lote con el que no pudo estar lucido. El cuarto de la tarde, Tripulante, nº 102, de 554 kilos, colorao ojo perdiz, fue un toro noble de corto recorrido, sobre todo por la izquierda. Cuando interpretaba unas chicuelinas, Morante fue cogido de mala manera y quedó tendido sobre el ruedo, inmóvil, aunque el toro se fue con los capotes de los banderilleros. De cualquier forma fue una paliza tremenda, quedó conmocionado, llegó a llorar. ¿Por qué lloró Morante? No fue solo por dolor físico. En ese momento temía porque sus planes no pudieran tener un buen final. Si Morante se va a la enfermería, todo habría quedado en suspenso. Se repuso y salió a torear a Tripulante, y le toreó de forma primorosa por el pitón derecho y con menos rotundidad por el izquierdo. La emoción en la plaza era palpable. Se perfiló y dejó una estocada perfecta. Se discutió por algunos si era de dos orejas, la realidad es que ambas llegaron a sus manos.
Cuando había finalizado la vuelta, ya en el centro del ruedo, Morante se quitó el añadido y lo mostró al público. Ese momento paralizó a la plaza y a todo el toreo. Morante se había cortado la coleta en señal de retirada de los ruedos. A partir de ahí, todo un río de emociones que tuvieron su punto culminante en la salida hombros por la Puerta Grande de Las Ventas. entre una infinidad de aficionados, que lo llevaron en volandas. El traje quedó hecho polvo, el torero seguro que sufrió las consecuencias de un paseíllo tan triunfal por la gloria.
La retirada de los ruedos de Morante es una noticia de un impacto enorme en la fiesta. Sin ninguna duda, se marcha de los ruedos uno de los mejores toreros de la historia. Tiene 46 años y más de treinta años en la profesión, de ellos veintiocho como matador de alternativa. No hay dudas de que sus últimos años lo han encumbrado. En 2022 toreó cien corridas en la temporada española. En el año 2023 cortó un rabo en Sevilla y este año de 2025 ya abrió la Puerta Grande Madrid por primera vez como matador de toros. Su retirada deja una sensación de orfandad muy grande en la Fiesta, porque había logrado ser el torero con mayor tirón taquillero, junto al peruano Roca Rey.
En Sevilla esta retirada deja un sabor agridulce. A los aficionados sevillanos les hubiera gustado que ese día hubiera tenido como escenario a la Maestranza. Con su adiós se abre un tiempo nuevo en el toreo. Algunos han especulado que podría volver más adelante. No debe olvidarse su edad de 46 años, pero tampoco la fragilidad de su salud mental y la física con las volteretas y la cogida de Pontevedra de este mismo año. Los toreros se retiran y algunos no se cortan la coleta, con lo cual vuelven a los ruedos de forma natural. Más raro es la vuelta tras un corte de coleta. Sin embargo, precisamente el torero homenajeado hoy, Antoñete, se cortó la coleta y luego volvió. Ahora mismo no cabe realizar ese tipo de especulaciones, aunque será difícil que Morante vuelva ponerse un traje de luces.
En la tarde de hoy se han concatenado los hechos para este final de intensa emoción. Nadie sabe si se hubiera retirado si pasa a la enfermería, o si no sucede nada en ese cuarto toro. Incluso si solo le corta una oreja. Todo se ha rodeado para un final de impresión con la salida por la Puerta Grande. Larga vida a Morante y gracias por todo, maestro. Y un recuerdo también para el adiós de Fernando Robleño, un torero de una dignidad fuera de toda duda.