Morante, de verde y oro en la México

Luis Carlos Peris.- Vestido de torerísimo verde y oro, Morante fue desgranando su torería única ante un berrendo de buen tranco que iba hasta el final del muletazo. Anteriormente, el orfebre cigarrero había solventado con torería y arrestos las malas intenciones del peor toro del encierro. Ocurría en nuestra joven madrugada y cuando los relojes de todo México marcaban lo que va sucediendo tras las muy toreras cinco de la tarde. El milagro era en el grandioso embudo de Insurgentes, embudo, por cierto, que se ha ido quedando desmesuradamente grande. Los vientos que corren en todo el orbe hacen que ni siquiera México haya esquivado la cornada que los tiempos le han infligido a una fiesta que también allí era nacional. Pero divagaciones pesimistas al margen, me quedo en cómo ese torero con el que Sevilla sueña iba recitando su tauromaquia entre rugidos que estremecían.