Antonio Galisteo, novillero y banderillero sevillano, figura de los hombres de plata en los años 60 y 70, falleció el pasado viernes a la edad de 83 años en Sevilla. Galisteo nació en el barrio de Triana el 21 de junio de 1929. Hijo del banderillero Antonio Galisteo «El Sargento», pronto sintió la llamada de la Fiesta Nacional, por lo que comenzó a frecuentar siendo un chaval ganaderías para intentar destacar. Debutó con picadores en la plaza sevillana de Cazalla de la Sierra el 24 de julio de 1945 y pronto se hizo un nombre entre los chavales que comenzaban a despuntar. Al año siguiente, concretamente el 11 de mayo, se presentó en la plaza de toros de la Maestranza y dos años después, el 8 de julio de 1948, lo hizo en Madrid. Continuó su andadura como novillero con picadores y el 8 de junio de 1952 también se presentó en la plaza de toros de la Monumental de México.
Tras varias temporadas toreando en el escalafón de novilleros decide pasarse al de plata y se hace subalterno. Fue en 1954, cuando entra a formar parte de la cuadrilla de Manolo Vázquez. A partir de esos momentos, Antonio Galisteo se convirtió en una de las figuras de los banderilleros, inscribiendo su nombre con letras de oro junto a los de Julio Pérez «Vito», Antonio Chaves Flores, Luis González o Manuel Rodríguez «Tito de San Bernardo», por nombrar sólo a unos pocos, estando en las cuadrillas de las principales figuras del toreo de l os años 60 y 70.
Así, desde 1954 hasta la temporada del 57 actuó a las órdenes de Manolo Vázquez. Posteriormente engrosaría las filas de la cuadrilla de Diego Puerta, con el que permaneció de 1958 hasta 1960. Luego actuó con Palmeño, entre 1961 y 1964, para hacerlo después con Antonio Ordóñez, con el que toreó desde 1965 hasta la temporada de 1968.
En 1969 entró en la cuadrilla del sevillano Manolo Cortés, con el que estuvo hasta 1971 para pasar a formar parte, más tarde, de la de Rafael Torres, yendo también «suelto» pero dejando en todas las cuadrillas de las que formó parte su impronta de excelente capotero y magnífico banderillero, algo que le valió para ser considerado uno de los grandes de este difícil escalafón.