El rejoneador y gran aficionado taurino Fermín Díaz González falleció el domingo en su Hacienda El Vizir, término de Espartinas, la finca que levantó hace muchos años y en la que se forjó una pequeña pare de la historia del toreo sevillano en los años ochenta.
Fermín Díaz fue un entusiasta de los caballos. En su juventud fue rejoneador, siendo Francia donde más se involucró. Amigo de los hermanos Ángel y Rafael Peralta, su trayectoria por los ruedos no fue muy larga, aunque llegó a tomar la alternativa en la plaza de Mejanes en 1973.
Casado en primeras nupcias con una nieta del magnate francés Paul Ricard, instituyó los trofeos taurinos Ricard en Sevilla, que durante algunos años fueron muy valorados por los toreros. Ya por entonces había conseguido su gran sueño, que fue adquirir la finca Hacienda El Vizir, que con el paso del tiempo se convertiría en el centro de formación de numerosos toreros. Espartaco padre formó en la plaza de toros de la finca su centro de enseñanza y por allí pasaron no sólo los toreros de Espartinas, sino también muchos otros de Andalucía. El Vizir fue un emporio para el toreo y una gran estancia para celebraciones.
Fermín Díaz mantuvo hasta el final su gran afición por el mundo ecuestre. El Vizir, donde ha fallecido a los 80 años, ha vuelto a ser el centro de entrenamiento de muchos profesionales del torero, sobre todo a raíz del cierre de la plaza de Espartinas.
Quienes le trataron lamentan la desaparición de un hombre con una afición a los toros muy notable, magnánimo con todos, especialmente con los que comenzaban a dar sus primeros pasos por la profesión. El responso se celebrará a las 16 horas de hoy en el tanatorio de la S-30.