Carlos Crivell (Olivenza).- En la matinal de Olivenza volvió a torear Espartaco, que celebró sus treinta años de matador, y lo hizo con buen ánimo, capacidad mediana y suerte regular. El mejor fue Cayetano que se lució con el mejor toro de la mañana. Manznanares, brillante a ratos.

Ganadería: seis toros de Juan Pedro Domecq, terciados, nobles, descastados y manejables. El mejor fue el tercero. El cuarto, más complicado.

Espartaco: estocada caída (una oreja) y estocada caída (saludos).
José María Manzanares: estocada (una oreja) y estocada (una oreja tras aviso).
Cayetano: estocada y descabello (dos orejas) y estocada (saludos).

Plaza de Olivenza, 8 de marzo de 2009. Corrida matinal. Saludaron en banderillas Juan Contreras, Juan José Trujillo, Curro Javier y José Antonio Carretero. Casi lleno. Cayetano y Manzanares salieron a hombros.

Reapareció Espartaco en la plaza de Olivenza. La verdad es que Espartaco casi nunca se ha marchado de los ruedos. Este primer festejo para celebrar sus treinta años de alternativa discurrió por los caminos previstos. Se lidió una corrida muy cómoda y manejable de Juan Pedro ante un público amable que aplaudió siempre.Espartaco anduvo fácil con el más noble primero y trató de robarle pases al complicado cuarto. El público, generoso y agradecido, le había sacado a saludar al final del paseíllo.

Frente al noble primero, Espartaco pudo estirarse en algunos muletazos con temple y cadencia por el lado derecho. Fue una faena de torero veterano ante un toro muy dócil que le permitió al diestro poder manejar los tiempos. No fue lo mismo en el cuarto. Ese astado se lo pensó mucho y no finalizó nunca su recorrido. Espartaco hizo un alarde de ganas aunque estaba muy claro que no podía haber lucimiento. Espartaco se ha vestido de luces de nuevo. En Olivenza se pueden permitir muchas ventajas, desde el toro más chico a la mínima exigencia del respetable, pero en otras plazas las cosas son distintas. 

Las corridas de Olivenza son ideales para que los toreros preparen la temporada. No es oportuno sacar conclusiones. Tanto Manzanares como Cayetano pasaron por el coso oliventino con deseos de triunfo, aunque dejaron entrever que su puesta a punto no es perfecta.

Tuvo más suerte Cayetano con el buen toro tercero, al que realizó una faena llena de vistosidad y plasticidad. No es un secreto a estas alturas que el toreo de Cayetano es de perfiles muy bellos. Así lo pudo expresar en tandas por ambos pitones en una faena muy compacta que remató con una estocada en el centro del ruedo.

No pudo repetir este triunfo con el sexto, un prodigio de sosería y que acabó finalmente rajado. En esta labor, cuando ya declinaba su faena, Cayetano pudo entusiasmar al público con algunos circulares. La sosería del toro y la pulcritud del torero no alteraron el ánimo de nadie.

Manzanares cortó una oreja a cada uno de sus toros. La faena al primero de ellos tuvo mejor comienzo que final. El toreo de empaque y buen gusto alcanzó cotas altas en un cambio de mano y en los muletazos con la diestra. Fue una labor de altibajos. Lo mismo ocurrió en el quinto, animal más incómodo, rajadito, con el que Manzanares siguió su preparación de cara a lo que se avecina en esta temporada.