La novillada de la Feria de Osuna fue de resultados pobres si se tiene en cuenta la calidad de los astados de Garzón que se jugaron. Destacó Diego Silveti en el sexto.
Seis novillos de Hermanos Garzón, desiguales de presencia y de buen juego, sobre todo los lidiados en cuarto y sexto, de excelente juego.
José Luis Villalba: silencio y vuelta tras dos avisos.
Pablo Belando: una oreja y vuelta al ruedo.
Diego Silveti: silencio tras aviso y una oreja.
Plaza de Osuna, 1ª de la Feria. Un tercio de plaza.
Carlos Crivell.- Osuna
En la novillada de Osuna destacó la novillada de Garzón, muy apropiada para que los espadas pudieran mostrar sus cualidades. Los novillos cuarto y sexto fueron de lujo. El resto, de los astados, de condición variada, se dejaron torear, que no es poco.
De la terna, el más destacado fue Diego Silveti, tal vez el más placeado pero también con el mejor porte torero. Fue muy emotivo presenciar la actuación en un ruedo del hijo de David, del que su vástago ha heredado las formas toreras, si bien Diego tiene ya los principios del toreo español. Con el capote sí que mantiene sus raíces mexicanas, bien por gaoneras, bien por altaneras.
Este mexicano debe corregir algunos problemas, como su frialdad al interpretar las suertes. Tiene valor, corre bien la mano y luce muchos en los pecho, que son de verdad. No acabó de acoplarse con el tercero y se lució bien con el sexto, un novillo de gran calidad al que toreó templado por ambos pitones.
El murciano Pablo Belando es un torero bullidor y entregado, aunque su nivel de calidad no es muy alto. Cortó una oreja en el tercero por una labor entusiasta y repitió su labor con el mansito quinto.
José Luis Villalba tiene serios problemas derivados de su escaso bagaje. Anduvo descentrado con el que abrió plaza y pudo dibujar buenos muletazos con el extraordinario cuarto, aunque no llegó a estar a la altura del animal. Resultó volteado, falló lastimosamente con la espada y escuchó dos avisos, lo que le supuso ningún problema para dar una vuelta por su cuenta.