Carlos Crivell.- De vez en cuando aparece alguna noticia en la prensa taurina relacionada con José Tomás. Siempre nos adelantan que este año puede que el torero de Galapagar pise algunos ruedos en plan estelar. El año pasado no toreó en ninguna plaza. Habrá que ver si, un año más tarde, hace alguna incursión de las suyas. Tomás suele preparar con mimo sus presencias. El paso del tiempo va en su contra, porque no es ya solo una cuestión cronológica, sino que sus problemas médicos pueden acrecentarse.
Tomás y Morante han sido los dos matadores que más me han emocionado en los últimos 30 años. No se puede discutir su verdad torera. Ahora bien, la política reciente de algunos bolos al año para su propio beneficio es impropia de una figura de su talla. Puede volver, organizar sus corridas sin competencia directa, pero eso no supone gran cosa en lo que es una temporada taurina con sus batallas, rivalidades e intrigas. Sería noticia, sin duda, pero en el peso del año apenas tendría incidencia. A Tomás le van bien con este oscurantismo y estas apariciones esporádicas, pero a la Fiesta no le ayudan absolutamente en nada. Así que a esperar a que el torero se digne decirnos si este año se vestirá de luces o será otra temporada en blanco. En el fondo es una pena que así sea con lo gran torero que es este José Tomás.
Cualquier día nos anuncian que vuelve a torear algunos festejos escogidos en los que se llevará a casa un pastón de dinero. Lo que sería una noticia bomba es que, si está para torear, vuelva en veinte corridas en competencia con los mejores del escalafón. Esa sería la noticia de las noticias.