Se ha muerto en Jerez Rafael de Paula a los 85 años de edad. Se ha muerto de forma silenciosa después de un proceso consuntivo de deterioro progresivo. Es lo que se llama una muerta por causas naturales. En la hora de su muerte, de nuevo nos abruma la manera de asaltar su memoria por parte de quienes no pudieron verlo torear. Es algo inaudito. La osadía de los barrocos de la palabra alcanza cotas inimaginables. Se han escrito cosas buenas, les recomiendo lo de Curro Orgambides en los periódicos del grupo Joly con el título ‘El torero que paraba los relojes’. Paula fue un torero del rincón de Cádiz. Desde su alternativa en Ronda en 1960 hasta su despegue en Madrid a mediados de los setenta, casi no toreó más que en Jerez y en El Puerto. Luego llegarían la faena al toro de Benavides y la de Sedoso, del Marqués de Domecq. Pero Paula tiene también escrita una buena historia en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
Aquel gitano hijo de un maestro de cocheros, amparado por Juan Belmonte en Gómez Cardeña, con la compañía de Carnicerito de Málaga, debutó en Sevilla como novillero el 21 de junio de 1959 con una novillada de María Lourdes Martín, con la compañía de Curro Puya y El Pío. El novillero jerezano se vistió con un verde y oro y le cortó la oreja al sexto. La impresión fu inmejorable. Esa tarde fue, posiblemente, la mejor de Curro Puya en Sevilla, de forma que la empresa organizó un mano a mano para el domingo siguiente con Curro Puya y Paula con reses de Villamarta. Ese día resulto herido de consideración el gitano de Jerez. Ese mismo año volvió a torear otra novillada, que en 1960 fueron dos más en abril y mayo. En total, cinco novilladas picadas.
Su paso por Sevilla como matador de toros es mucho más extenso. Hizo el paseíllo en 35 ocasiones en las que cortó cuatro orejas. Y su historia con la Maestranza está jalonada de triunfos señeros y fracasos estrepitosos, tal y como fue siempre su paso por los ruedos. Ese balance tan pobre de cuatro orejas tiene una explicación muy clara: Paula nunca mató bien a los toros.
Había tomado la alternativa en Ronda el 19 de septiembre de 1960 en una corrida goyesca de manos de Julio Aparicio con Antonio Ordóñez de testigo. Hasta el 12 de octubre de 1966 no debutó como matador en Sevilla con una corrida de Cuadri, remendada con tres de Soto de la Fuente, acompañado por el rejoneador Antonio Ignacio Vargas y los matadores Emilio Oliva y Paco Pallarés. Fue una tarde insólita. Paula escuchó los tres avisos en el primero de su lote, el toro no pudo ser retirado a los corrales y el puntillero Lebrija lo atronó desde el burladero, de forma que fue el triunfador de la tarde.
Paula volvió en 1968 en una corrida de Samuel Flores con El Viti y El Cordobés. Durante cinco años no volvió a pisar el ruedo sevillano, lo que hace el 15 de agosto de 1973 con Bienvenida y Curro Romero en la fecha, entonces señera, del 15 de agosto. En la década de los años setenta se despertó el fervor paulista y también es más frecuente su presencia en Sevilla. El 22 de abril de 1974 resultó herido por un toro de Martín Berrocal. En 1975 se anunció para matar seis toros el 12 de octubre en la corrida de la Prensa. La saldó con una solitaria oreja a un toro de Murube, pero cuajó una gran faena a uno del Marqués de Domecq. Esos años se anuncia en dos tardes en la feria de abril con resultados discretos.

Foto: ABC
Hay que esperar al 18 de junio de 1981 para encontrar otra tarde histórica en que estuvo presente Paula. Día del Corpus, toros de Bernardino Píriz y Manolo Vázquez, Curro Romero y Rafael de Paula en los carteles. Apenas media plaza, un calor insoportable, mosquitos en bandadas por la plaza y una tarde para el recuerdo. Los tres artistas rayaron a un enorme nivel, pero la memoria guarda para siempre un tercio de quites memorable de los tres espadas, vestidos de verde y oro, que fue un sueño hecho realidad. Esa tarde, Manolo Vázquez salió a hombros por la Puerta del Príncipe, pero se habló mucho de un tercio de quites para la historia. Ese mismo cartel se repitió en San Miguel, pero con resultados diferentes.
En el año 1982, Rafael de Paula toreó en Sevilla el Domingo de Resurrección, algo que repetiría algunos años, siempre con la compañía de Curro Romero. Otra de las corridas históricas fue la del Domingo de Pascua de 1985. Rafael de Paula había sido protagonista de una detención en la plaza de El Puerto y llegó a estar encarcelado. Salió para torear en Sevilla el 7 de abril de 1985 en la fecha de la alternativa de Lucio Sandín con Curro Romero por delante. La expectación mediática fue enorme. La alternativa del torero madrileño pasó a un segundo plano, porque los medios de comunicación solo tenían ojos para la figura de Rafael. La corrida pasó sin pena ni gloria.
En 1986 volvió en Resurrección y hay otra corrida con mucho sabor histórico. Fue el 14 de abril de ese año de 1986, con un cartel inmejorable con Curro Romero, Paula y Paco Ojeda. Esa tarde se despidió de los ruedos el formidable banderillero Andrés Luque Gago, miembro de su cuadrilla entonces y posteriormente apoderado del torero del barrio de Santiago.

Foto: Botán
En 1987 no toreó en la Feria y se anunció el 12 de octubre para volver a torear seis toros en Sevilla en la corrida de la Cruz Roja. Con tres cuartos de plaza, Paula se vistió de lirio y oro. Para la historia ya quedó en los anales de la plaza la faena al quinto, de Fermín Bohórquez, de nombre Lebrero, al que le cortó la dos orejas después de una faena impresionante. Pudo ser su mejor faena en Sevilla. Además, Paula toreó de forma maravillosa con un capote de vueltas verdes. Pura historia del toreo en Sevilla.
En el 1988 volvió el domingo de Resurrección con Curro y Espartaco, toreó con dos corridas en la temporada de 1989, una el 10 de abril y otra el día 12. Esa corrida del 12 de abril de 1989, con Espartaco y Rafi Camino, para matar una de Cebada Gago, fue la última de Paula en Sevilla. Ya en 1990 no pisó el ruedo sevillano. Y en los últimos años de su trayectoria, atosigado por unas rodillas de cristal, con apariciones por su zona de Cádiz, se llegó a la famosa tarde de Jerez del 18 de mayo de 2000, el día en el que Curro cortó un rabo, y Paula seis avisos. Ese día se arrancó la coleta para siempre. Mas adelante llegaron algunas anécdotas, como el famoso altercado del hotel de Ronda, inapropiado a todas luces, o su breve etapa como apoderado romántico de Morante de la Puebla, el único torero que lo sacó de su tierra para verlo en las plazas.
La genialidad de Paula es su propia concepción del toreo. En su palo, torero de quejío y arrebato, ha sido único, a pesar de unos números con pocas corridas de toros, de triunfos contados, pero muy sonoros. Para el que firma estas líneas hay una tarde con seis toros en El Puerto que nunca podrá olvidar. Ha sido un genio irrepetible. Sevilla tuvo la fortuna de vivir grandes tardes en su forma de entender el arte del toreo, que se puede llamar arte con tanta propiedad cuando su interprete era Rafael de Paula.
Nacido en Sevilla en el barrio del Arenal, en la calle Pastor y Landero, frente a la Maestranza. Aficionado a los toros desde su infancia gracias al ejemplo paterno, un viejo amante de la fiesta que vio torear a Guerrita. Abonado de la Real Maestranza desde pequeño.