Rivera Ordóñez_PaquirriLuis Carlos Peris.- Viendo cómo está el patio creo que Francisco Rivera ha cometido una imprudencia publicando la foto en la que torea una vaca con su hija en brazos. Una imprudencia temeraria, me atrevo a decir, exhibir dicho alarde y exponerse al linchamiento que está soportando. Por supuesto que jamás estará esa niña más segura en toda su vida que en brazos de su padre por muy cerca que ande la res de turno, pero Rivera se ha equivocado al mostrar algo que a él, como a su padre, tanto orgullo le produce. Torear con un hijo en brazos llena de satisfacción a cualquier torero, pero debería haberlo dejado para el cuarto de los cabales. Al propalarlo le ha dado opción a ese paisanaje que tanto enriquece el paisaje a rasgarse las vestiduras y a una figura tan decorativa como el defensor del menor a justificar la soldada. La próxima vez, torero, déjalo para la intimidad más íntima.

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