Salvador Vega; “He cambiado de apoderado para torear sin preocupaciones”

El sevillano Salvador Cortés, hijo, sobrino y hermano de toreros, ha sido una de las grandes revelaciones de la temporada 2005. Tomó una alternativa de lujo en la Feria de Abril de Sevilla y el joven espada lo aprovechó para realizar una de las mejores faenas del ciclo a un toro de Núñez del Cuvillo. Ese triunfo tuvo su confirmación en la corrida del Corpus. Aún así, el despegue de Cortés ha sido costoso. Cambió de apoderados y logró algunas sustituciones que fueron decisivas. Los triunfos se sucedieron y ha acabado el año con el sello de gran esperanza. Hace pocas fechas ha cambiado de apoderados. Es la suya una aventura apasionante la de 2005.

¿Cuál es la clave para que un torero que llegó a quejarse de mal trato por parte de las empresas haya acabado toreando bastante y con triunfos mantenidos?
Ha sido la recompensa a una vida luchando sin desmayo, con mucha ilusión incluso cuando no ha habido contratos y esa permanente disposición por estar preparado en todo momento. ¿Qué cual ha sido la clave? Creo que precisamente eso, mi gran ilusión y la confianza en mis posibilidades.

¿Llegó a ver el panorama muy negro después de su segundo triunfo en Sevilla en la corrida del Corpus?
No era cuestión de ver un panorama negro. Yo sabía que en mi interior había un torero para más cosas, pero estaba triunfando y tenía miedo a que todo cayera n saco roto y la gente se olvidara de mi esfuerzo. Si no se torea con frecuencia, la gente y las empresas se olvidan y no vale decir: es que yo he cortado tres orejas en Sevilla.

¿Cuál ha sido la faceta taurina que más ha cambiado para que ahora Salvador Cortés sea un matador admirado por muchos, cuando hace un año era un desconocido?
Todo es consecuencia de haber toreado más. He mejorado mucho en mi profesionalidad. Ahora soy un torero más maduro, más seguro, he pisado muchas plazas que me han proporcionado una experiencia, es decir, soy mejor torero que antes. Y también los lances y los muletazos son mejores; es la consecuencia normal. El torero se perfecciona cuando se hace con frecuencia en donde debe hacerse, que es en la plaza ante un público que exige. Es la consecuencia de la responsabilidad.

De todos los triunfos que ha logrado este año, ¿cuáles son los que le han dejado mejores recuerdos ahora que la temporada ya ha finalizado?
La tarde se Soria fue clave, porque era la primera sustitución que cogí y la que me dio el empujó para seguir. También fue bonita la actuación de Santander. Pero hay algunas faenas que no se me olvidarán, como las de Mont de Marsan, Roquetas de Mar, Barcelona, Málaga y Jaén. Aunque, por encima de todo, la faena de Sevilla en la alternativa es la que me permite mirar con tranquilidad al futuro. Si esa tarde no ando bien, tal vez no hubiera podido triunfar en estas otras plazas.

El planteamiento de 2006 ya es diferente. A Salvador Cortés lo van a esperar como un triunfador. ¿Le preocupa que pueda defraudar a la afición?
Ahora viene lo bueno. Esta preocupación es mayor que antes. Cuando no me conocían tenía que triunfar, pero los públicos no me conocían. Ahora querrán que triunfe siempre. Y puedo perder más que ganar. Debo estar a la altura y mejorar mis actuaciones. Puede ser duro, pero es un reto bonito para el que me considero preparado.

Ha sido sorprendente que haya cambiado de apoderado al final de la temporada. Ha podido parecer que hay algo de falta de gratitud hacia López Caparrós y Pepín Jiménez, que se hicieron cargo cuando no tenía nada y han trabajado bien. ¿Por qué el cambio?
Lo primero que debo decir es que los toreros deben salir a gusto a la plaza. Es una profesión complicada y si se viste uno de luces con preocupaciones no salen bien las cosas. Esto muchas veces no ocurre con algunos apoderados. También me apetecía tener un apoderado de mi tierra, cercano y con el que me fuera más fácil relacionarme. No es lo mismo, ni existe tanto cariño, cuando los apoderados viven lejos. He cambiado por estas cosas y algunas otras, pero sobre todo para poder salir a torear contento.

Se ha hablado muy bien de la labor de tus antiguos apoderados. ¿Hay alguna queja en su gestión por tu parte?
No, en absoluto. Pero hay que entender que la vida de un torero es relativamente corta y es preciso aprovechar bien estos momentos. Pienso que ambos entenderán que era una oportunidad la de ser apoderado por González de Caldas que no podía dejar pasar de lado. Siempre les estaré agradecido, pero creo que el cambio me va a permitir torear mejor en la próxima temporada.

Se ha comentado que el contrato que firmó con López Caparrós y Pepín Jiménez era muy duro con diez años y unas comisiones muy altas. ¿Cómo se puede firmar ese tipo de contrato?
Por todo lo que estamos hablando. Había triunfado en Sevilla y las puertas estaban cerradas. Llega uno a desesperarse. Estos hombres me podían poner en algunas corridas, pero las condiciones eran muy fuertes. Lo pensé con mi familia y tomamos la decisión de firmarlo, porque lo primero era poder torear. Se me ha acusado de desagradecido. No es tal cosa. También he estado con Antonio Pérez cuatro años, le estoy muy agradecido, pero hubo que cambiar para poder mejorar. Ahora pasa lo mismo. Desde fuera se ven las cosas de una forma, pero la realidad es diferente.

¿Ha influido mucho Pepín Jiménez en su estilo torero?
El que haya un matador de toros a tu lado siempre es bueno. La realidad es que con Pepín apenas he podido entrenar, es verdad que me ha dado consejos, pero cuando escuchaba eso de que se me notaba la influencia de Pepín Jiménez me sorprendía mucho, porque poco podía asimilar de su toreo si casi ni habíamos entrenado. Esas son las cosas que pasan en el toreo y que se cuentan y parecen verdad.

¿Y por qué González de Caldas?
Por lo que he comentado antes. Es un hombre que, junto con su equipo y Marcos Sánchez Mejías, está en Sevilla y me podrá ayudar mucho. Tienen experiencia y plazas y no estoy ligado con un contrato tan asfixiante como el anterior.

¿Le alegra saber que es el miembro de la familia Mariscal que más lejos ha llegado?
Mi familia es la base de todo. Son profesionales que han entregado su vida al toreo y ahora soy el más suerte ha tenido y estoy ahí para poder alcanzar el sueño de todos. Todavía hay que conseguir mucho más, pero de momento es la recompensa a lo que todos han dejado por la fiesta.

¿Qué hay que conseguir en la próxima temporada?
Es como empezar de nuevo. Estaré en Sevilla y hay que salir a por todas. Es normal que confirme en Madrid y lo mismo. Hay que triunfar todas las tardes y así me tendrán en cuenta las empresas y los aficionados. Es lo que pasó este último año: después de Soria logré estar bien todas las tardes. Esa es la meta.

¿Volverá este año a torear en plazas americanas?
He perdido la corrida de Quito por un problema en la mano, pero voy a Cali los días 29 y 31 de diciembre. También en América hay que estar bien y ando encerrado en el campo para no perder la forma.