La corrida duró dos horas y media, pero al arrastrarse el segundo eran las siete y media. Por fortuna se aceleró todo en la segunda parte. Todo ello con media entrada, viento desapacible, amenaza de lluvia y una lidia desastroza en muchos de los toros de Montealto.
MÁS VIENTO. Si en la novillada del viernes molestó el viento, en la corrida de ayer también azotó en algunos momentos para levantar las telas de los toreros. La amenaza de lluvia fue el postre de una jornada desagradable.
ALBERO SECO. Se colocaron los plásticos y se retiraron al comenzar la corrida, pero no se regó el albero y el piso de la plaza estaba muy seco, de forma que se levantaban nubes de polvo muy desagradables para la lidia y para los espectadores cercanos al ruedo. Es un detalle que debe cuidarse.
ANIMADORES. Algunas cuadrillas animan a su matador con voces que se escuchan en toda la plaza y que producen un mal efecto. En general jalean con un ¡bien! cuaquiera de los pases del torero. Muchas veces es ridículo porque son los únicos que jalean al diestro. Mejor callados.
CUADRILLAS. Fue un día muy poco afortunado para las cuadrillas. El único aplaudido fue el picador José Antonio Carbonell en el tercero. El resto, mejor correr un tupido velo. El puntillero Raya falló con estrépito. Se dieron infinidad de malos capotazos y todo se hizo a la contra de lo que se supone que necesitaban los toros para mejorar su comportamiento.