Buen ambiente en la 1ª de las novilladas de promoción en Sevilla. Los erales de Guardiola furon una dura piedra de toque para la terna. Hasta nueve avisos y dos astados al corral como balance. Cortó una oreja Alejandro Pavón, pero el que demostró mejores cualidades fue el alumno de Sevilla Alejandro Jiménez, firme y valiente.

Plaza de toros de Sevilla, 5 de julio de 2012. 1ª novillada de promoción, Media plaza. Seis erales de Herederos de Salvador Guardiola, bien presentados, de juego variado. Nobles 1, 2 y 6º; complicados los restantes, sobre todo el quinto, manso y peligroso. Saludó en banderillas José María Amores en el segundo.

Sergio Páez (Escuela de Ronda), de azul pavo y oro, silencio tras aviso y silencio tras aviso.
Alejandro Pavón (Escuela de Sevilla-Amate), celeste y oro, una oreja y silencio tras tres avisos.
Alejandro Jiménez (Escuela de Sevilla), de verde oliva y oro, silencio tras tres avisos y saludos tras aviso.

Carlos Crivell.- Sevilla

De nuevo surgió la fiesta en torno a las novilladas de promoción en la Maestranza. Se han convertido en un punto de atracción de las noches de los jueves del mes de julio. Se trata de encontrar nuevos valores y de analizar qué les enseñan en sus Escuelas. En esta primera novillada quedó claro que el lance que ha subido a la categoría de estrella es la vulgar tafallera. La impresión es que las verónicas no existen. Sólo se ven malas tafalleras y chicuelinas a destajo.

La novillada de Guardiola salió complicada. Incluso los que mejor embistieron plantearon problemas. Y, para colmo, un novillo, el quinto de la suelta, tenía posibles problemas en la vista. Nunca se sabrá con seguridad si estaba reparado o es que era muy manso. Lo seguro es que era muy malo y muy grande.

En la retina del recuerdo queda el valor y la actitud toda la noche de Alejandro Jiménez, alumno de la Escuela de Sevilla, que se fue a portagayola dos veces, que se salió de la rutina con unas gaoneras apretadas muy buenas y que lo puso todo de su parte para buscar el triunfo. En la faena al tercero, muy brusco al comienzo y rajado al final, se lució al natural bajando la mano. Sufrió algunas volteretas y no se arredró. Se le atascó el descabello y escuchó los tres avisos.

Con el sexto, novillo de mejor condición, otra vez dio la cara aunque no acabó de centrarse al natural. Por la derecha dibujó tandas meritorias y se quedó sin premio por demorarse al matar.

El alumno de la Escuela de Amate Alejandro Pavón cortó la oreja al primero de su lote. Se agarró a las tafalleras en exceso. La faena al noble Guardiola fue de buen trazo, mejor por la izquierda, siempre por abajo y con buen final con manoletinas, desplantes y mucho desparpajo.

El quinto fue el novillo reparado de la vista, manso y grande. Para un joven en sus comienzos fue imposible. Escuchó los tres avisos.

A Sergio Páez, de la Escuela de Ronda, el más inexperto de la terna, no le echaron ningún novillo al corral, aunque se hartó de dar tafalleras. Dejó entrever un concepto de toreo lento, pero lo hizo siempre muy despegado y al hilo, al tiempo que denotó en ambos su evidente falta de rodaje.

La novillada duró más de lo debido por culpa de los avisos. Hubo algunas cosas destacadas, pero el nivel debe subir en los próximos festejos. Y sobre todo, que llegue algún chaval sin dar tafalleras y toreando a la verónica. 
 

Foto: Álvaro Pastor Torres