Antes de que Sarkozy comparta mesa, en el Palacio Real, con Curro Romero y Castella, Sevilla parece llena de franceses. No logran ver triunfar a Castella, con toros que se derrumban o se rajan. (El ingenio sevillano le grita a la Banda: "¡Toca Amargura!").
Desde el Romanticismo, muchos viajeros franceses se han enamorado de esta tierra. El 1 de mayo de 1954 – lo acaba de publicar "El Cultural" – visita Sevilla Jean Cocteau, asiste a una corrida, se enamora del barrio de Santa Cruz y se pregunta: "¿Por qué funesto maleficio ha perdido el hombre esta gracia y este equilibrio?"
Hoy los ha recuperado Morante. Aunque diera verónicas memorables, parece claro que los Victorinos no son los más apropiados para su estilo. Los Jandillas, mucho más "modernos", le permiten desplegar sus primores sevillanos. No se trata de poner posturas bonitas sino de torear con gusto, con armonía.
Recuerdo hoy los elogios de dos inolvidables amigos, Angel Luis Bienvenida y Manolo Vázquez, a una faena de Morante en Palencia. Y recuerdo los versos de otro sevillano, don Manuel Machado: "Sin más que gracia / contra la ira". Así ha estado hoy Morante.