Juan Manuel Pérez Alarcón.– Por mucho decirlo no quisiera ponerme pesado o reiterativo, pero la corrida que hizo 11ª de abono es de las típicas que podrían haber hecho afición, o por lo menos llamar a la puerta a aquellas personas menos entusiasmadas por la tauromaquia. Tres conceptos diferentes, muy puros los tres, y una ganadería que en los últimos años ha venido triunfando. Pues nada, los toros de Jandilla-Vegahermosa – desiguales de presentación – se cargaron la tarde por sus descastadas embestidas, su poquita fuerza y tumbaron las esperanzas de los espectadores mas noveles. Un tostón de tarde y de corrida.
Morante de la Puebla sorteó un sobrero de Albarreal que prácticamente que no fue un dechado de casta y bravura. Topaba en los engaños y sus fuerzas eran tan escasas como la voluntad de Morante para torearlo. Abrevió para cabreo del personal.
Con el cuarto, otro animal bajo de raza y casta en el que Morante dibujó dos verónicas y poco más. El toro tampoco le sirvió y se le agradeció el que abreviase. El público no lo entendió así.
Con el segundo de la tarde, Diego Urdiales, apenas pudo estirarse con el capote ante la embestida Sosa de la res. Toro que se dejó picar y que el riojano brindó al público. Toro con cierta clase pero muy limitado de fuerzas. Pulcro y pinturero con pases por ambos pitones que tuvieron clase y mucha pureza. Pero el animal no daba para más. Tras una estocada algo tendida fue aplaudido.
Muy descastado fue también el quinto, en el que Urdiales intentó todo lo posible por sacarle alguna tanda estimable pero las bondades del toro escaseaban. Molesto el torero con el viento solo aprovechó el pitón derecho pero aquello carecía de continuidad.
López Simón tampoco estuvo afortunado con su primero, que tuvo el mismo comportamiento de sus hermanos, y la falta de fuerzas era notoria y publica. Una suerte de varas simulada que dice mucho de cómo se está degradando este tercio. Y es que la emoción brilló por su ausencia. En la muleta tandas muy ajustadas por el pitón derecho, ligadas al principio y de uno en uno cuando el animal se quedó a la defensiva. Accionó la testiculina y su trasteo entre los pitones fue muy aplaudido. Es lo que quedaba para animar al impaciente público sevillano. Otra gran estocada y fuerte petición pero son la mayoría que establece el Reglamento. Bien por la Presidencia. Una vuelta al ruedo, justo premio.
Con el ultimo, le costó tomar la capa al toro. Toro reservón y brusco que le costaba seguir los engaños. Buen tercio de banderillas de Siro y Arruga que saludaron tras banderillear de forma eficaz. Luego en la muleta sirvió poco. Mucha épica y poco fondo. Se puso pesado entre los pitones a un toro que pedía la muerte.