Juan Manuel Pérez Alarcón.– Y llegó la bravura, la codicia, la humillación, la armonía, el equilibrio, en definitiva, un toro, o más justo todavía, llegó una señora corrida de Victorino Martín, que fruto de su trabajo, y sacrificio, ha conseguido que un toro suyo sea indultado en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. «Cobradiezmos», toro marcado con el número 37, marcará un antes y después en el rumbo de la fiesta en Sevilla. Y digo esto porque este indulto, tan objetivo como la lidia perfecta planteada por el torero Manuel Escribano, – no olvidemos, artífice de su lidia y poderío – llega en un momento esencial de la Tauromaquia, donde los «antis» torpedean, y la bravura de la feria estaba olvidada. Tarde histórica, tarde para el recuerdo, emoción a raudales, con un toro de bandera. Toda la gloria y honor para «Cobradiezmos».
Se han lidiado 6 ejemplares, de excelente presentación, de Victorino Martín, que pelearon todos en el caballo, quizás con menos explosión 1º y 6º, nobles todos, y con mucha raza, 2º, 3º y 4º, y sin definir, 5º y 6º.
Manuel Escribano tuvo un primer oponente que se defendió en los engaños. Costaba ligar dos pases y tuvo debilidad en las manos. Picado con cautelas. Mal asunto tratándose de este tipo de toros. En banderillas, estuvo discreto ante un animal que le costó entregarse en el tercio. En la muleta el torero estuvo entregado ante un animal orientado y difícil. Mérito sacarle dos tandas con el pitón derecho no sin antes pegarle un serio aviso tras una colada espectacular. Faena larga sin contrastes negativos. Mal con la espada previó aviso.
Con el cuarto llegó la gran noticia. Se fue a chiqueros el torero, y allí lo recibió de rodillas, para luego continuar con poderosos lances a la verónica ante un animal que embestía con fijeza, rectitud y con la cabeza muy baja. El toro se veía venir. A los engaños acudía al toque, y en el caballo, en las dos entradas reglamentarias, empujó y fue un digno tercio de varas. En banderillas, Escribano lo ejecutó algo rápido, pensando quizás en las condiciones del animal y en ese tercio de muleta, destacando un tercer par por los adentros, marca de la casa. El toro con la boca cerrada en el último tercio. Empezó el de Gerena con unos pases iniciales por bajo, pegado a tablas que demostraron la fijeza y humillación del animal. Después con tandas poderosas y firmes con la derecha, se pudo comprobar como repetía el animal a los engaños, como el hocico acariciaba el albero de la Maestranza, y como Escribano supo templar las nobles embestidas del Victorino. Pronto la plaza estalló de júbilo con el toro, y el torero. Con la mano izquierda volvía a demostrar el toro sus bondades, con esa forma tan peculiar de embestir propias del encaste de Albaserrada, y Escribano lo entendió a la perfección. faena compacta, sería y sin enganchones que acreditaba que toro y torero estaban en la sintonía perfecta para el indulto. La gente lo pidió en las postrimerias del epílogo, y tras dos series con la derecha, y unos doblones por bajo, José Luque Teruel, presidente del festejo concedió el honor del indulto. Justa acción y premio para un toro de bandera. ¡Viva la fiesta de los toros!. Tras el premio, se le concedieron dos orejas, y la vuelta triunfal acompañado del ganadero y mayoral de la ganadería.
Morenito de Aranda lidió un toro que en el caballo apretó y tuvimos la oportunidad de ver una suerte de varas emocionante. La primera de la feria. Y eso ya debe ser noticia. El toro debió ser mejor tratado en la muleta, y dándole la importancia que merecía el toro. Muchos enganchones y pausas que terminaron de no enganchar al público. Me hubiera gustado ver ese toro en otros terrenos y más en los medios. Era toro de apostar, y el de Aranda apostó poco.
Con el quinto, la papeleta era gorda, tras el indulto, y las dos orejas de su compañero Ureña. Morenito de Aranda se le vio con cierta presión por ello. No era para menos. El quinto, sin ser malo, era un toro que dejaba alguna brusquedad en el embroque, y nunca terminó de romper. Muchas imprecisiones y desarmes, en una faena voluntariosa pero sin que aquello despegara.
Paco Ureña sorteó otro toro que fue menos a más en todos los tercios y que tuvo un bravo comportamiento en el caballo. Buena lidia de Vivas. Con la muleta lo más puro y verdad que se ha visto en la feria. Faena inteligente, con sabor y con una cadencia y naturalidad que cautivó a la Maestranza. Toreo de enorme peso y cruzado en todo momento. Tandas con la derecha muy ajustadas rematados con pases de pechos que tuvieron empaque. Al natural dos francamente buenos. Pero el ritmo de la faena lo marcó una serie con la mano derecha que rompió la faena a triunfo. Después otra menos entregada pero su desmayo y naturalidad llenó de sentimiento la Maestranza. Tras una estocada algo caída, creo, por los méritos de Ureña, que conforme al planteamiento en la ejecución de su faena, las dos orejas concedidas fueron justas, porque quizás lo más puro de la feria sea lo realizado por el lorquino en ese toro.
Con el sexto el público quiso llevarlo en alma en volandas a la Puerta del Príncipe, pero las condiciones del animal – el menos potable de la tarde – no tuvieron argumentos para que Ureña cortara esa oreja necesaria para cumplir el sueño de todo torero en Sevilla. Peleó ese toro con genio en el caballo, sonando los estribos, y en la muleta desarrolló algo de sentido. Faena con altibajos, con mucha voluntad y colocación, pero tampoco tenía para algo más. Una lastima porque el torero venía muy dispuesto. ha gustado mucho el murciano en Sevilla. Ojo a este torero.