Carlos Crivell.- Tiene 38 años, fue en su momento una notable esperanza del toreo, en el recuerdo de muchos aún aparece el toro del conde de la Maza al que en el Corpus de 2014 le cortó las dos orejas; incluso nadie se ha olvidado que a una corrida Miura ya le cortó una oreja a cada toro en el año 2017. Apartado de los ruedos, rehaciendo su vida, buscando la gloria en plazas peruanas, sin apoderado, en enero lo llamó el empresario sevillano para ofrecerle torear en la de Miura. No se lo pensó dos veces y aceptó el envite. Y de nuevo ha cortado una oreja a cada toro de la divisa miureña y ha pedido su sitio en el banquete de la fiesta.

La última vez que toreó en la Maestranza fue en octubre de 2021, también una de Miura. Y ha vuelto con la ilusión recobrada; las formas, en buen estado de revista; el temple, intacto. Merece más oportunidades, aunque lleguen con divisas que no quieren los que mandan.

Los tres matadores merecen el homenaje de admiración de los aficionados. En los seis toros se pusieron de rodillas para recibir a portagayola a los de Zahariche. La de Miura fue una corrida con todas las complicaciones posibles. Incluso el bueno de la corrida, Tahonero de nombre, lidiado en tercer lugar, presentó las credenciales de su raza. No había comenzado bien el festejo con un toro muy bronco y peligroso, que defendió su vida con saña. Escribano, que dicho queda saludó a sus dos toros en la puerta de chiqueros, no le pudo dar ni un muletazo a ese marrajo, que en la hora de la muerte echó la cara arriba para defenderse. Un torero tan curtido como el de Gerena necesitó ocho pinchazos para liquidarlo.

El segundo fue manso y saltó la barrera, con la confusión y el pánico que ello suele producir en el callejón. De ese saltó quedó el animal lesionado de los cuartos traseros, Se protestó, pero se quedó en la plaza. Pepe Moral lo sacó al centro y en la primera tanda se encontró con una embestida rebrincada. Con paciencia, toques muy oportunos, en las tandas siguientes fue encauzando la arrancada del toro, que acabó metiendo la cara en la muleta, gracias al sitio y a la buena técnica del matador. En la cuarta, el toro estaba ya convencido de que lo mejor era seguir el trapo rojo. Ya con la izquierda el toreo fluyó más sereno, más ordenado, como si el animal hubiera sido bueno desde el comienzo. La espada cayó perpendicular, pero fue muy efectiva. La oreja tuvo el valor de una faena para buenos aficionados, que habían presenciado el valor y el buen oficio del torero de Los Palacios.

El quinto fue mejor toro y le permitió poner el broche de oro a su tarde. También a portagayola, lo saludó con buenos lances. No tenía muchas fuerzas el Miura. A pesar de una colada de inicio por la derecha, Moral insistió por ese pitón. El toro rebañó mucho. El torero mandó y prolongó sus arrancadas con un mérito enorme. Y de nuevo llegó el prodigio de un toro mejorado por el lado izquierdo ante el poder de una muleta y la decisión de un hombre. Llegó el temple y el mando, incluso se gustó en las trincherillas. La estocada fue de libro. Y la oreja, también. Qué merito más grande cuando en 2024 sólo se vistió de luces una vez y fue en Madrid, donde dejó una grata impresión.  

Para Escribano fue una tarde desagradable. Lo mejor, aparte de sus portagayolas, fueron las banderillas. El tercero al quiebro y al violín a ese cuarto fue muy bueno. Dicho queda que sorteó uno imposible de apertura, pero el cuarto tampoco fue una perita en dulce. No dejó de cabecear nunca, tiró mil gañafones, y el lucimiento no llegó. Tampoco fue su tarde con la espada.

Esaú sorteó el mejor toro de la suelta. El llamado Tahonero, posiblemente de la misma familia de aquel lidiado en Utrera por Escribano, el primero indultado en la casa, tuvo clase en la muleta dentro de una duración limitada. Esaú Fernández también se fue en sus dos toros a portagayola. A ese toro le hizo una faena sobre ambos pitones, siempre con el compás abierto, tocando fuerte, y llevando al animal muy toreado en las primeras tandas. A la quinta, ya por la izquierda, Tahonero recortó su viaje y la faena declinó. Tampoco anduvo fino con la espada.

Cerró la tarde otro toro complicado, porque perdió las manos y tuvo poco recorrido. No pasó de voluntarioso con este que cerró la Feria de Abril.

Una de Miura muy en el tipo y las características de la casa. Pepe Moral se impuso con sitio y colocación a sus dos toros. Salió uno bueno, el tercero, al que Esaú no lo acabó de cuajar. Así acabó esta Feria que tendrá mucho que debatir en el futuro. Un recuerdo para las cuadrillas, que en estas corridas deben sufrir lidias muy complejas. Entre todos, el mejor fue Juan Sierra.

Plaza de toros de Sevilla, 11 de mayo de 2025. Decimosexta de abono. Tres cuartos de entrada. Seis toros de Miura, bien presentados, de juego variado. Bueno el tercero; manejable, el quinto. El resto, muy complicados.

Manuel Escribano, de malva y oro. Ocho pinchazos (silencio tras aviso). En el cuarto, tres pinchazos y estocada baja (silencio tras aviso).

Pepe Moral, de verde botella y oro. Estocada perpendicular (una oreja). En el quinto, estocada (una oreja).

Esaú Fernández, de carmelita y oro. Media travesada y dos descabellos (saludos tras aviso). En el sexto, pinchazo, estocada corta y descabello (silencio).

Destacaron en la lidia Juan José Domínguez y Juan Sierra. Picó bien al tercero El Pelao. El segundo saltó la barrera en los terrenos de sol. El banderillero Fernando del Toro sufrió un traspiés en el segundo sin consecuencias.