La de El Pilar fue buena con tres toros excelentes, segundo, quinto y el bravo sexto, pero la terna los desperdició de forma lamentable. De la terna, se tapó a su manera El Cordobés en una corrida extraña con un público divertido.
Cinco troos de El Pilar y uno, primero, de moisés Fraile, bien presentados y de juego variado. Destacaron los nobles segundo, tercero y quinto y el bravo sexto.
Luis Francisco Esplá (violeta y oro): silencio y silencio.
El Cordobés (verde y oro): saludos y saludos tras aviso.
Javier Conde (blanco y azabache): silencio y pitos.
Real Maestranza de Sevilla, 2 de mayo de 2009. Casi lleno.
Carlos Crivell.- Sevilla
Salió una corrida de toros, por fin, en esta feria tan escasa de casta y bravura. Con el hierro de El Pilar, el encierro reunió presencia y movilidad. Algunos mansearon; otros derrocharon bravura, como el sexto; todos se dejaron torear por su bondad y nobleza en distinto grado. Pero la terna no estaba capacitada para lucirla. Hicieron lo que pudieron, que fue más bien poco.
Ya pasó en la corrida del sábado de farolillos del pasado año. La corrida de Torrestrella fue excelente y la terna mediática del día no la aprovechó. Este año ha sido más grave el asunto. La corrida de El Pilar ha sido ideal para los toreros y se ha marchado al desolladero sin un pase digno de tal nombre.
El problema de la corrida venía ya desde su mismo anuncio. Con la excusa de una despedida de Sevilla se contrató a Esplá, cuya relación con la Maestranza es nula. Las despedidas son para lugares que se han frecuentado. El Cordobés es lo que es y, a estas alturas. poco nuevo hay que hablar de su tauromaquia. Y Javier Conde tampoco anda en su mejor momento.
Con estos ingredientes la corrida pasó entre el lamento del buen aficionado al comprobar cómo toros de calidad morían sin recibir una lidia digna. Para colmo, la Maestranza fue una plaza desnaturalizada en esta fecha, ocupada por un público festivo e ignorante que fue capaz de gritar ¡torero! a un vulgar trapacero. Ese detalle es un golpe brutal al prestigio del coso. Pero así es la Fiesta.
Esplá se marcha. La plaza lo sacó a saludar tras el paseíllo porque lo cortés no quita lo valiente. No puso banderillas, movió las zapatillas en bailoteos sin ritmo ante sus dos astados y los mató como mejor pudo hacerlo. No está para torear en una plaza seria, sobre todo porque su falta de quietud, que tampoco es de estos tiempos, le impide centrarse. El primero embistió mucho a media altura y el de Alicante lo pasó sin reposo.
El cuarto fue machacado en un tercio de varas mortífero. El animal se dejó torear, aunque el castigo le mermó mucho. La plaza, ahora sí respetuosa, se quedó muda.
El Cordobés hizo lo que sabe. El problema es que está tan acostumbrado a torear en los pueblos que creyó que la Maestranza era una portátil. Se enfrentó a dos astados nobles y repetidores, se los llevó al amparo de su gente de sol, les dio cientos de pases sin clase ni templanza, fue muy celebrado cuando osó dar el salto de la rana y mató pronto. Su público le gritó «torero» en un agravio para tantos matadores como han pisado este albero, pero fue honesto consigo mismo. Fue el hombre simpático de siempre, hizo lo que sabe y al que eso hace no es justo pedirle otra cosa. El problema es que no está para torear en Sevilla. O está sólo para torear en festejos fuera de un ciclo como la Feria de Abril.
El caso de Javier Conde es diferente. Sus problemas llegan de la alta desconfianza que exhibe ante los toros. El tercero repitió arrancadas nobles para recibir pases en tandas cortas. Más grave fue lo del sexto, toro bravo en el caballo, castigado de forma exterminante, que llegó al final noble aunque con el viaje algo corto. Ese problema no puede justificar las inhibiciones del torero malagueño.
La reflexión es simple. Si la empresa pone este cartel el sábado, día en el que huyen los aficionados de la plaza, cuando el coso casi se llena por la inercia de la fecha, pues que se ofrezcan oportunidades a toreros necesitados de dar el salto a la gloria. Es lamentable que los espadas de esta corrida hayan despilfarrado esta corrida tan buena de El Pilar y encima el premio sea, probablemente, volver el año próximo. Bueno, por lo menos Esplá ya no volverá. Que le vaya bien en otra faceta.