Carlos Crivell.- El sexto fue el Chismoso bueno, porque en segundo lugar se había lidiado un manso integral con el mismo nombre. La novillada estaba ya noqueada al salir el sexto, un novillo alto que no prometió mucho en sus primeras correrías por la plaza. Se emplazó y el moronense Martín Morilla lo fijó con capotazos eficaces.  Sin embargo, comenzó a desplazarse en el capote de Carlos Ruiz para que Juan Sierra saludara montera en mano por dos buenos pares. Se lo brindó a su apoderado Jesulín de Ubrique. Con prontitud, Martín Morilla se la puso por la derecha y el novillo metió la cara con un torero muy decidido y entregado. Ya fuera del tercio, y después de otra con redondos, el chaval se echó la muleta a la izquierda y plaza sufrió un tremendo impacto, el que sucede con el toreo bueno. En la faena de Morilla hubo siete u ocho naturales, pero qué naturales, un prodigio de temple, elegancia, buen gusto y ritmo. La plaza despertó de un letargo que había comenzado a las nueve de la noche. Todavía dibujó unos preciosos ayudados a media altura. El primer espadazo fue horrible, tendido y delantero. El segundo, cayó algo desprendido. Pero la plaza, tan generosa en estas noches, pidió con fuerza la oreja que llegó a sus manos. Y fue una oreja que premió el buen toreo. Un ramillete de naturales que valió una novillada completa.

El encierro de Chamaco fue malo sin paliativos. De una presentación correcta, fue un lote de mansos descastados con poca clase. Se salvó ese sexto, Chismoso, por su notable pitón izquierdo. El resto fue para olvidarlo pronto.

El mismo Martín Morilla había lidiado como tercero a un novillo berreón, que llegó sin clase a la muleta y que además se aplomó precozmente. Por allí anduvo Morilla sin lograr nada en claro.

Nek Romero será matador de toros en octubre en la tarde de la despedida de Enrique Ponce de los toros. No tuvo lote propicio, tampoco apretó mucho el acelerador. Tiene sentido del temple, quiere hacer el toreo con buen gusto, pero no llegó nunca a pasar la barrera necesaria para lograr el aplauso unánime del público. Se fue a portagayola con el cuarto y todo resultó fallido. Ni tuvo enemigos ni quiso atropellar la razón.

Había muchas ganas de ver al portugués Tomás Bastos, que no solo proviene de la Escuela de Badajoz, sino que camina con el beneplácito del mundo del toro, que no cesan de alabar sus condiciones. Tampoco sus novillos, mansos y sin clase, fueron una buena piedra de toque para hacer un juicio con cierta precisión. Parece listo y capacitado, pero esa propia listeza la utiliza para torear despegado y citando con el pico de la muleta. Así, que mucho cuidado con Bastos, que es muy joven y puede y debe evolucionar, pero que ya muestra los recursos propios de los que lo saben todo y eso es muy peligroso. Puso banderillas con mucha discreción en ambos. No creo que su fuerte sean los palos, al menos por lo visto en esta novillada. Lo mejor de su noche fue la estocada al segundo. Ese novillo se le rajó a la mitad de la faena. Se dio una vuelta por indicación de un banderillero de su cuadrilla. Con el aplomado quinto, no pudo ligar los muletazos.

Plaza de toros de Sevilla, 13 de junio de 2024. Novillada de abono. Media plaza. Seis novillos de Chaco, bien presentados y de mal juego, por mansos y descastados, excepto el noble sexto.

Nek Romero, de verde botella y oro. Pinchazo, estocada y dos descabellos (saludos tras aviso). En el cuarto, estocada tendida y media estocada (silencio tras aviso).

Tomás Bastos, de rosa y oro. Buena estocada (vuelta al ruedo). En el quinto, media estocada tendida (saludos).

Martín Morilla, de nazareno y oro. Estocada atravesada y tres descabellos (palmas con saludos). En el sexto, media tendida y estocada desprendida (una oreja).

Saludó en banderillas juan sierra, Buena lidia en el cuarto de Víctor del Pozo. Nek brindó el cuarto a Cristina Sánchez. Martín Morilla bridó el sexto a su apoderado Jesulín de Ubrique. Los tres novilleros debutaron en Sevilla en novillada con picadores.