Carlos Crivell.- A nadie le gusta que a esta corrida la llamen la de la oportunidad. No se sabe si es una verdadera oportunidad. Calerito ha cortado dos orejas y Lama de Góngora, una. Se puede decir que han aprovechado su oportunidad, que seguramente les valdrá para volver el año próximo a Sevilla. Incluso cabe la posibilidad de que los contraten este verano en Madrid. Ruiz Muñoz no ha aprovechado la tarde y tendrá que esperar en el banquillo otra fecha, si es que llega algún día. Se cortaron tres orejas muy cariñosas. No importa en un día de matadores sin vitola de figuras. Se espera que las exigencias sean mayores en las fechas venideras.
La terna se enfrentó a una noble corrida de Bohórquez a la que faltó más fondo en los últimos tercios. Fue una corrida para poder expresar con claridad el momento de cada torero. De todos, el tercero fue un toro con clase por humillación; el mejor de la suelta. El pitón izquierdo de los lidiados como cuarto y sexto fue de nota. Desentonó el quinto – ¿o fue que el torero no lo vio claro? – por su embestida descompuesta. Puede estar satisfecho el ganadero. Han tenido faena cinco de los seis toros. El primero fue de una nobleza extrema, tanta como su falta de fuelle. El segundo, en fin, fue un toro soso.
Calerito se llevó el lote. El humillador tercero le brindó la oportunidad de mostrar sus credenciales, algo que ya había hecho en un quite por chicuelinas al segundo. Lo recibió de rodillas y aguantó una embestida bravucona. En la tanda siguiente con la derecha, el remate de pecho fue enorme. Más con la derecha y un cambio de manos y otro de pecho para enmarcarlo. Con la zurda también surgió el toreo bien hecho. Faena intensa que remató de un espadazo trasero y levemente caído. -se lo había brindado a Espartaco padre. Al margen de la colocación, se perfiló en el sitio y atacó con guapeza.
El sexto tuvo un buen pitón izquierdo. Lo picó muy bien Manuel Jesús Ruiz Román. En quites hubo rivalidad por chicuelinas entre Calerito y Lama. Ahora comenzó la faena con entrega por la derecha. De pronto, cuando se echó la muleta a la izquierda el toreo bueno volvió a aparecer en el pulso del torero de Aznalcóllar. Los adornos en su momento y los ayudados por bajo del final fueron la guinda. A la obra le sobró algún enganchón, pero de entrega y ganas no se puede pedir nada más. La espada cayó tendida; el descabelló acertó a la primera. Y la gente, muy cariñosa, pidió la oreja.
Lama de Góngora le dio buenos muletazos al noble y apagado primero, que acabó hecho un Tancredo, inmóvil y mortecino. Lo había saludado con nueve verónicas de calidad, que por ser un suceso tan tempranero no recibieron la ovación cálida que merecían. Se desquitó con entrega absoluta en el cuarto. Se fue a portagayola – el toro le pasó por encima -, siguió con dos más en el tercio. Entrega y disposición absoluta. La faena comenzó con torería. De seguido, tres tandas de derechazos de menos a más, pero fue con la izquierda por donde la faena alcanzó su cenit con muletazos suaves y templados. Ahí se entregó todo el mundo. Alargó de forma innecesaria su labor en unos naturales de frente que no cuajaron. Lo mató muy bien. La estocada valía media oreja.
Ruiz Muñoz estuvo ausente. Tenía sus razones que el público no tenía motivos para conocerlos. Comenzó con buen aire en el soso segundo, con el que estuvo digno en un trasteo sin muchas posibilidades. Se vino abajo con el quinto, toro que parecía que tenía poca clase. Se descompuso el toro y se aturdió el torero. ¿Quién puede exigir a un hombre que esté centrado cuando la vida le ha golpeado de forma inmisericorde? Quienes estaban alertados del drama interior del diestro guardaron un respetuoso silencio.
Plaza de toros de Sevilla, 2ª de abono. Media plaza. Seis toros de Fermín Bohórquez, bien presentados, nobles en general, aunque aplomados y faltos de fondo. Destacó en buen tercero, noble y humillador.
Lama de Góngora, de verde botella y oro. Dos pinchazos y estocada (saludos tras aviso). En el cuarto, estocada (una oreja).
Ruiz Muñoz, de verde hoja y azabache. Dos pinchazos y ocho descabellos (silencio tras aviso). En el quinto, tres pinchazos y cinco descabellos (silencio tras aviso).
Calerito, de sangre de toro y oro. Estocada trasera y caída (una oreja). En el sexto, estocada tendida y descabellos (una oreja tras aviso).
Saludaron Juan José Domínguez y Fernando Sánchez. Buena brega de Antonio Chacón. A caballo, Chocolate y Manuel Jesús Ruiz Román.