Tercera de la Feria de Sevilla con un festejo de rejones en el que no hubo orejas, algo difícl de entender en ste tipo de festejos. Destacó Ventura en el cuarto, pero falló con el rejón de muerte.
Plaza de toros de Sevilla. 3ª de Feria. Dos tercios de plaza. Viento y frío. Seis toros de San Matoe y San Pelayo, nobles aunque apagados en la lidia.
Andy Cartagena: saludos y saludos. Diego Ventura: saludos y saludos. Leonardo Hernández: saludos y palmas.
Carlos Crivell.- Sevilla
Sucedió lo nunca visto: una corrida de rejones sin orejas. Habrá que buscar en las hemerotecas para encontrar otra igual en los últimos años. Mucho más cuando el cartel estaba compuesto por tres figuras del toreo a caballo.
No se debe echar la culpa al presidente, que se limitó a cumplir con su obligación. En ninguno de los toros hubo petición mayoritaria. Es probable que también influyera su propio criterio, porque sólo hubo una faena de oreja, la del quinto de Diego Ventura.
Tampoco se puede culpar a los toros, que es cierto que se apagaron pronto y no ayudaron a esos finales tan explosivos que son tan frecuentes en el rejoneo actual. En general, la corrida de San Mateo y San Pelayo fue noble y colaboradora.
Es cierto que la tarde fue muy fría, pero no parece que ello sea la responsable de que en seis toros no se lograra ninguna faena redonda ni se cortara un apéndice auricular. No parecía abril, más bien era tiempo de diciembre. Se podría discutir si el intenso frío, y el viento, impidieron que el público solicitara orejas.
Hay quien culpa al piso de la plaza, que tenía el albero muy suelto y en algunas zonas parecía una playa. El esfuerzo que deben hacer los toros es mayor con este tipo de pisos, lo que posiblemente contribuyó a que se agotaran antes de tiempo.
Se pueden buscar culpables, pero la realidad es que en una corrida de rejones no se cortó ni una solitaria oreja; o lo que es más extraño, no se dio ni una vuelta al ruedo. Estos toreros de hoy en día nos ponen a la prensa las cosas muy difíciles a la hora de buscar titulares.
Dicho queda que sólo la faena de Diego Ventura al quinto logró calentar el gélido ambiente. A esas alturas, los caballeros se ya se limitaban a colocar un único rejón de castigo. El caballo que levantó la tarde es un ilustre veterano de la cuadra de Ventura llamado «Nazarí». Su lidia a dos pistas fue un verdadero espectáculo por el temple que le imprimó Ventura. Ya con el personal metido en su labor, salió al ruedo otro equino llamado a ser una estrella, se llama «Ordóñez».
Este caballo tordo es muy valiente y lo demuestra en las piruetas que realiza entre los pitones del toro. Entre «Nazarí» y «Ordóñez» la plaza estalló de emoción. Aunque no sea lo habitual, Ventura marró con el rejón de muerte y se quedó sin premio. Tampoco le ayudó su puntillero.
En el primero que lidió, Diego Ventura anduvo fácil, solvente y algo frío, quizás contagiado de la tarde. Sacó caballos nuevos como «Pegaso» y «Cheque», que aún tienen que ganar experiencia. En la cuadra de Ventura se aprecia que hay una profunda renovación. Se echan en falta a «Revuelo», «Morante» y «Manzanares». Estos que ayer debutaron en Sevilla pueden llegar a ser figuras, pero todavía les falta rodaje.
Andy Cartagena estuvo muy correcto sin poder lograr el triunfo. El primero de la tarde se apagó pronto. Andy, que reaparecía después de una lesión, abusó de los artificios y se olvidó de torear. Como tal hay que considerar las subidas al estribo. Con el cuarto mejoró su labor, se mostró muy torero con «Fandi» y animó el cotarro con los balanceos finales. Estuvo simplemente correcto, pero de Andy se espera mucho más.
Igualmente hay que exigirle más a Leonardo Hernández, que no acabó de acoplarse con el tercero. Se sucedieron varias pasadas en falso y algunos palos cayeron al ruedo. El par de banderillas a dos manos con «Verdi» fue lo mejor, pero el públio no entró nunca de lleno en la labor del joven rejoneador.
Con el sexto falló mucho en banderillas. Este toro, además, fue de excelente condición para el toreo a caballo, pero de nuevo apareció un caballero impreciso y fallón. Al final también falló en la muerte.
La plaza se cubrió en algo más de la mitad de su aforo. Es otra piedra de toque del delicado momento que atraviesa la fiesta, porque este tipo de espectáculos siempre han concitado mayores expectativas y la plaza se ha cubierto casi en su totalidad. El tiempo no era un buen reclamo para sentarse en la plaza. Está claro que este año el tiempo es un declarado antitaurino. Los resultados de los festejos, y también del celebrado ayer, no ayudan mucho.
Ya se sabe la noticia. Se celebró en la Real Maestranza una corrida de rejones y no se cortó ni una oreja, a pesar de la amabilidad habitual del respetable, a pesar de que la corrida, con sus limitaciones, fue más que manejable, pues a pesar de todo ni un trofeo. Y el presidente estuvo perfecto, a pesar de las protestas absurdas de algunos. El frío de la tarde pudo con todo lo demás.